sábado, 31 de enero de 2015

Como si fuera día de Reyes

BAE Juan Carlos I, isla Livingston, 31 de Enero de 2015

Ya de madrugada llegaba a la costa de Caleta Española la embarcación del buque de la Armada Chilena Aquiles, transportando todo el material que hace unos días tuvimos que dejar abandonado en la playa Sur de Byers. Iñaki, uno de los técnicos de montaña que nos estuvo dando apoyo en el Campamento Byers, hizo una magnífico trabajo volviendo con el barco algunos días después a recoger todo aquello y a asegurarse de que nuestro material llegaba sano y salvo a esta base española. Gracias Iñaki!

Pues eso, que a las 6 de la mañana estaban en la playa nuestras cajas con el material científico. Así que ya podemos dejar de improvisar y apañar cosas para poder hacer todo con el material y las condiciones adecuadas. La verdad es que Miguel ángel había apostado porque no legaba antes de acabar la campaña dentro de unos días. Pero menos más que ha fallado. Ahora estamos como niños la mañana de reyes! Sacando las cosas de sus paquetes, revisando el material,... en fín, disfrutando de tener el material que necesitamos para sacar adelante con éxito la campaña.

Y así pasamos el último día de este mes de enero. Hace ya un mes y medio que salimos de España y aún nos quedan otras dos semanas para llegar allí de vuelta. El cuerpo ya va notando el cansancio del ritmo tan estresante que llevamos. Y la mente también se va cansando. Y se nota en los olvidos, que cada vez son más frecuentes. Pero ya sólo nos queda un último esfuerzo. Por eso hoy lo hemos pasado trabajando en la base empezando a preparar la electrónica de la cadena de sensores de temperatura que tenemos que instalar en el Monte Reina Sofía en unos días, y reponiendo los sensores de las estaciones más cercanas a la base. Un día relativamente tranquilo, como lo será mañana, que nos toca día de servicio en la base.

M.A. de Pablo

viernes, 30 de enero de 2015

¡¡Por fín!!

BAE Juan Carlos I, Isla Livingston, 30 de Enero de 2015

Parecía que nunca íbamos a lograrlo, pero finalmente hemos conseguido encontrar (después de dos días) y abrir el sondeo de 15 metros que tenemos cerca de la cima del Monte Reina Sofía. Es la misma historia los últimos años, pero cada vez peor. Un sondeo que hace ocho años se hizo en un lugar que nunca tenía nieve en verano, ahora esta permanentemente cubierto por la nieve y el hielo. Y lo que hace seis años era una capa de nieve de unos 10 cm, este año han sido 2,70 metros!!. Así que llevamos tres días excavando nieve... No. no es nuevo para nosotros, pues es lo que llevamos haciendo toda la campaña, pero en ningún sitio hemos tenido que exvacar 3 metros para alcanzar nuestros sensores.

Y si sólo fuera nieve el problema no sería más que hecharle tiempo paleando. El problema en realidad es que en el fondo había más de 80 cm de hielo. Y bien duro... Hemos tenido que aplicar todo tipo de técnicas para conseguir romperlo y alcanzar la caja que protege el sondeo... Por tener, hemos tenido que usar hasta una bomba de achique que nos ha prestado Óscar, el especialista de nautica de la base. Así que con una batería y una bomba, hemos tenido que ir sacando el agua que se ha ido acumulando poco a poco en el interior del sondeo, que ya estaba haciendo que aquello pareciera una bañera en el glaciar.

 Cayetana excavando nieve y hielo para acceder al bidón rojo que marca la posición de nuestro sondeo

Así que hemos acabado con un agujero estrecho con casi 3 metros de profundidad que nos ha hecho la vida muy complicada para poder sacar y reponer los sensores... Tumbados cabeza abajo en el agujero hemos tenido que hacer contorsionismo para poder maniobrar en el interior. Pero finalmente... hemos conseguido el reto de reponer los sensores, tras lo cual hemos vuelto a cubrir el enorme pozo con nieve para no alterar las medidas...

 Haciendo contorsionismo para poder alcanzar la boca del sondeo en el pozo de hielo y nieve

En fín, tres días de duro trabajo en el glaciar que nos ha dejado los huesos un poco molidos a los dos. Y también ateridos de frío, porque aunque en el interior del pozo hacía mejor que fuera, en la superficie, la continua lluvia, el tener los pies metidos en el agua que iba inundando el pozo y el estar tumbados en el hielo nos ha dejado completamente empapados. Pero cuando hemos acabado el clima nos ha recompensando levantando un poco la niebla para poder ver algunas bonitas vistas (cuyas fotos, creednos, no le hacen justicia a lo que ven nuestros ojos) de Bahía Falsa, al otro lado de la península Hurd donde nos encontramos.

Vistas de los glaciares que descienden de las montañas Friesland llegando a Bahía Sur

Finalmente, cansados pero contentos por el trabajo bien hecho, regresamos a la base y podemos decir aquello de ¡reto superado! ¡Vamos a por el siguiente!

M.A. de Pablo

martes, 27 de enero de 2015

Primeros días en la base Juan Carlos I

BAE Juan Carlos I, Isla Livingston, 27 de Enero de 2015

Amanecemos en nuestro último destino antártico de trabajo, Base Juan Carlos I, con las pilas cargadas después de haber dormido en un colchón y con calefacción. La base está situada frente a la bahía Sur, un lugar que rodea el mar a través de glaciares infinitos que se desploman sonoros cada día, dibujando formas en el agua con el bras (fragmentos de hielo más o menos pequeños que flotan en el mar) empujados por las olas. Es una base científica española, dependiente del CSIC, situada en la península Hurd en la isla Livingston, en el archipiélago de las Shetland del Sur, a 40 metros de la costa y a 12 metros de altura, al pie de la ladera sur del Monte Reina Sofía. La base más cercana es la búlgara San Clemente de Ohrid, distante 2.7 km en dirección NE.Y además de la espectacularidad de la zona, a todas horas bailan las ballenas jorobadas en la bahía, jugando y alimentándose del krill que entra en esta bahía. Sin duda un espectáculo. Así que caminar por la base con estas vistas es todo un privilegio.  
Una ballena muestra su aleta antes de sumergirse en las profundidades

Sin apenas material científico para trabajar por la alocada salida de Byers, subimos hasta el Sofía, recorriendo a la vuelta cada una de las estaciones científicas que tenemos en la zona para evaluar su estado y ver los materiales que necesitaremos estos días. científica, para comprobar así el estado de las mismas. Aprovechamos la visita a las estaciones para recuperar los primeros sensores e ir ganando tiempo y poder empezar a trabajar con los datos. De hecho ya hemos recuperado los sensores del sondeo de 25 metros, el más importante de este sector de la antártida. En cuanto llegue el material del buque chileno, instalaremos la cadena termométrica que tienen nuestros colegas portugueses en la vecina base búlgara, conectándola a los componentes electrónicos que traemos en nuestras cajas, dejándola así nuevamente operativa tras varios años sin datos.

Estos primeros días nos están sirviendo para habituarnos de nuevo a la vida en una base. Parece mentira, pero uno se acostumbra a vivir con lo justo, a estar apelotonados en las comidas, a pasar siempre frío, a que todo esté cerca en el campamento, y a ser muy pocas personas. Ahora hay nuevas caras (a la mayoría Miguel Ángel los conoce de otras campañas), otros proyectos científicos en marcha, la base tiene numerosos módulos, hay horarios,... en fín una nueva aventura para las dos últimas semanas de campaña. Así que nuevamente... comienza la aventura!

Cayetana Recio

domingo, 25 de enero de 2015

Cierre del campamento Byers

Campamento Byers, 25 de Enero de 2015

Menudo desastre. En la Antártida las cosas nunca son sencillas, el clima lo complica todo, los ajustes de calendario contínuos, el apoyo entre países una costumbre y una necesidad,... pero este año la cosa a rizado el rizo.

Amén de muchos cambios contionuos, las primeras noticias fiables del cierre del campamento sugerían que el día 22 por la noche o el 23 por la mañana, el buque logístico "Aquiles" de la Armada Chilena (el mismo con el que hicimos todos los tránsitos el año pasado), pasaría a recogernos tras cerrar el campamento. Así que una vez finalizados los trabajos científicos, todos nos dedicamos a ir porteando material a la playa y a dejarlo listo para que pudiera ser sacado de la península, posiblemente en helicóptero.

Pero de aquello a lo que realmente ha ocurrido... La realidad es que hemos acabado saliendo hoy día 25 de Enero de Byers, tras numerosos y continuos cambios de planes, en los que en ningún momento hemos sido avisados directamente por el buque de cada cambio de plan que afectaba a nuestras actividades en la isla. El resultado es que hemos perdido días de trabajo por haber desmontado el campamento al avisársenos de una fecha muy temprana para nuestra extracción de la península. Además, el último día tuvimos que volver a montar algunas de las tiendas de campaña para dormir una noche más, pues ya las habíamos desmontado y transportado a la playa porque era "inminente" la llegada del buque. Otros durmieron (o mejor dicho, pasaron la noche intentando dormir) encima de las mesas de los módulos del refugio. y si todo eso fuera poco, esta mañana, tras asegurársenos que el buque fondearía frente a las playas de Byers a las 8 de la mañana, finalmente, la primera (y única, a pesar de que se acercaron dos) embarcación que ha tocado la playa lo ha hecho a las 11 de la mañana, cuando ya la marea estaba bajando y hacía complicado evacuar todo el material del campamento. Así que, tras recibir la recomendación del buque de subir a bordo para comer e intentar a la noche, con la siguiente marea alta, volver a la playa a recoger todo el material, tomamos nuestro equipaje personal y subimos a bordo.

Después se desató la locura, con cambios de planes cada cinco minutos. Ahoraremos los detalles, pero el resultado ha sido que hoy mismo nos traían a la base Juan Carlos I.... pero sin recoger nuestro material científico de las playas de Byers.... Con eso queda todo dicho. Esta tarde hemos llegado a la base, nuestro último destino en la Antártida por esta campaña.

Vaya por delante nuestro mayor agradecimiento al buque "Aquiles" de la Armada chilena, y al Instinuto Nacional Antártico de Chile (INACH), por apoyarnos para extraernos de la zona, llevarnos a esta base y colaborar con España con las operaciones logísticas (como España lo ha hecho en otras ocasiones con ellos en estas latitudes, todo sea dicho de paso). Sin embargo, los que hemos perdido días de trabajo en este recóndito lugar, los que hemos pasado un frío de muerte en las playas esperando que se nos recogiera, llos que hemos acabado dormitando encima de los paquetes que esperaban en la playa para ser sacados de allí, o calentándonos un poco con el tubo de escape de un pequeño generador que teníamos encendido en la playa para mantener refrigeradas las muestras de nuestros colegas biólogos hemos sido nosotros. Y los que estamos en la base sin material científico con el que hacer nuestro trabajo somos nosotros. En fín, cuando las cosas se complican por estas latitudes, se tuercen de verdad.

Pero bueno, no hay mal que por bien no venga, así que aprovechamos los días de espera para bajar con más tranquilidad el material a la playa e incluso dar algún paseo por las playas próximas observando de lejos a los elefantes, petreles, y pingüinos que descansan cerca.

ya acaba este día tan largo. Damos así por cerrado el campamento Byers e iniciamos la última etapa de esta campaña en península Hurd, isla Livingston. O más que una etapa, una aventura para hacer nuestro trabajo improvisando dado que no tenemos nuestro material científico. ¡Vamos a ello, que esto promete!

M.A. de Pablo

jueves, 22 de enero de 2015

Foto de campaña en Byers

Campamento Byers, 22 de Enero de 2015

En lo que esperamos para ser evacuados, aprovechamos unos rayos de luz vespertinos tras un día lluvioso, nublado y ventoso, para sacarnos la foto de campaña de los que este año hemos pasado por el campamento Byer.

 Investigadores y técnicos del campamento Byers en la campaña antártica 2014-15

Tras la foto oficial para los anales de la historia antártica, hemos sacado otras fotos menos oficiales, pero más simpáticas... ¿Quien ha dicho que la ciencia es aburrida?

Una foto más divertida

Y luego una fotillo de nuestro equipo con los dos técnicos de montaña que nos han hecho la vida fácil en el campamento, además de ayudarnos a palear nieve para encontrar nuestros sensores. Gracias Curro e Iñaki por vuestra inestimable ayuda!

Curro, Miguel Ángel, Cayetana e Iñaki. ¡Que bien hemos trabajado juntos! 

M.A. de Pablo

miércoles, 21 de enero de 2015

Fin de los trabajos científicos

Campamento Byers, 21 de Enero de 2015

Hoy terminamos nuestros trabajos científicos (los que se han podido, que aún quedan sensores enterrados bajo la nieve).

Las previsiones daban un día lluvioso, y lleva nevando desde la madrugada. Pero ya por la mañana pasa a ser lluvia, así que hemos tenido un día de trabajo bastante pasado por agua. Algo que es incómodo para trabajar, para los instrumentos, para tomar notas en nuestro cuaderno de campo, y hasta para caminar, porque la lluvia va ablandando la nieve y hace que sea un poco penoso ir avanzando. Además, ya aparecen muchos charcos bajo la nieve, lo que hace un poco peligroso el caminar porque en un descuido es muy fácil que la nieve colapse y aparecer metido hasta las rodillas en el agua helada, con el consiguiente charco dentro de las botas... Y esto ocurre con cierta frecuencia, (¿verdad, Miguel Ángel?).

A pesar de todas las incomodidades, comprobamos por última vez las dos cámaras de fotos automática y la nueva estación de Miguel Ángel, y las sellamos definitivamente para que trabajen el resto del año (aunque tienen capacidad para estar trabajando durante varios años sin mucho mantenimiento, esperamos). También medimos por última vez la descongelación del suelo en el experimento que instalamos hace unos días, y lo desmantelamos para que no quede ningún rastro de que haya estado instalado.

Antes de comer bajamos a la playa todo el material científico que nos quedaba, guardamos los macutos de montaña, y cerramos las cajas a la espera de volver a abrirlas en la Base Juan Carlos I dentro de algunos días en la que será la última fase de la campaña.

Por la tarde seguimos con el tratamiento de datos al calor de un té y con un poco de música de fondo. No es mala forma de acabar un día de trabajo con tan malas condiciones como éste.

M.A. de Pablo

martes, 20 de enero de 2015

El castigo de Eolo

Campamento Byers, 20 de Enero de 2015

Anoche ya apuntaba maneras, y por la noche se desató el castigo de Eolo y el viento ha sido tremendo toda la noche. Las tiendas de campaña se doblaban, zumbaban y crujían azotadas por el viento... Para algunos fue una noche difícil para conciliar el sueño, pero para otros fue un placer sentirse calentito en el saco (en los sacos de dormir, en plural, porque dormimos en un saco dentro de otro para no pasar frío) mientras fuera azota el viento.

Por la mañana se dejaron ver los primeros desperfectos en las tiendas de campaña: telas rajadas y varillas rotas. Nada que Curro e Iñaki, los magníficos técnicos de montaña que llevan el campamento este año, no pudieran solventar en un ratito de trabajo.

Y es que se están cumpliendo las previsiones meteorológicas para hoy. Fuertes vientos por la mañana y algo menos duros por la tarde. Así que pasamos la mañana trabajando en el iglú de vida, y por la tarde aprovechamos para bajar a la playa casi todo el material científico que nos queda en el iglú laboratorio. Luego aprovechamos que hace un tiempo "menos malo" para dar un corto paseo por la playa haciendo balance de esta segunda fase de la campaña, y preparar las últimas tareas que nos quedan para mañana.

Ya con la calma, cenamos y nos vamos a acostar, hoy sin la preocupación de que el viento nos de sorpresas. Mañana será un día de trabajo bajo la lluvia, pero esa será otra historia...

M.A. de Pablo

lunes, 19 de enero de 2015

Nieve y más nieve

Campamento Byers, 19 de Enero de 2015

Hoy ha sido el día de la nieve. Primero hemos recuperado las fotos de la nueva cámara que hemos instalado en la zona. Y ha trabajado perfectamente. Está siendo un éxito. Esperamos que siga funcionando igual de bien todo el año.

El resto del día lo hemos dedicado a trabajar en nuestro emplazamiento CALM en la cuenca del lago Limnopolar estudiando la nieve. Aprovechando que teníamos grabados en el GPS la posición de la gran mayoría de los nodos de la malla de estudio, hemos medido en cada uno de ellos el espesor de la capa de nieve. La idea es hacer un mapa de cual es el espesor de la nieve en cada uno de los nodos de la malla, y poder compararlo con el espesor del suelo que se suele descongelar en cada lugar para ver si existe alguna relación directa... De momento hoy hemos tomado los datos, y ya los iremos procesando cuando tengamos hueco a lo largo de la campaña.

Finalmente, hemos estado midiendo una vez más el espesor de suelo descongelado del experimento temporal que instalamos hace unos días, que está dando resultados muy interesantes.

Cansados, regresamos al campamento a disfrutar de los suculentos platos que nos tienen preparados los técnicos de montaña para reponer fuerzas, y comenzamos a procesar los datos, que es en lo que pasamos la tarde. Mañana será un día complicado, porque las previsiones meteorológicas avisan de fuertes vientos, así que no podremos salir al campo a trabajar... uno de esos días complicados en Byers. Ya veremos como resulta.

M.A. de Pablo

sábado, 17 de enero de 2015

Recorriendo Byers

Campamento Byers, 17 de Enero de 2015

Hemos tenido la suerte de tener un par de días en los que el sol ha hecho acto de presencia en Byers- Así que estos días, después de pasar las mañanas trabajando en nuestra zona de estudio, y tras tomar un pequeño pero suculento bocata para reponer fuerzas, hemos continuado disfrutando de esta aventura realizando un par de recorridos por la península.

La primera de ellas fue el día 16 de enero, y fuimos a disfrutar de las mejores vistas que se pueden tener en esta zona, y para ello tuvimos que subir al Chester Cone, un cerro de 188 metros de altura situado en el interior de la península y uno de los mejores miradores de la zona. Desde allí pudimos ver todos los paisajes, playas, lagos, glaciares, cerros e islas que ni en el mejor de los sueños imaginarias ver. Nunca antes había apreciado un lugar igual, no sólo por las características y por la inusualidad que conlleva ver un paisaje que une las montañas nevadas con el mar, sino por lo que es capaz de inspirar: paz, con mayúsculas…el tiempo se detiene y te das cuenta de que tenemos poco tiempo y mucho que ver.

Chester Cone

Al día siguiente, aprovechando el solecillo y que habíamos acabado el trabajo en nuestra zona, nos fuimos a visitar una de las pingüineras más “cercanas” al campamento, aunque a unas horas de caminata de nuestra zona de estudio,  pasando por las playas del oeste. Una maravilla para la vista, se veía la isla de Smith, una isla abrupta, blanca con formas piramidales perfectas por montañas, que no suele verse nunca por la tupida y típica niebla antártica. Unas vistas espectaculares a las que ninguna foto hace justicia.

Al subir una colina de camino a la costa, apareció como de la nada una explanada kilométricas repleta de pingüinos y elefantes marinos, diminutos puntos negros y blancos aleatorios que emiten sonidos y olores peculiares. Como era de esperar, nos acercamos cuidadosamente y con el mayor de los respetos a estos peculiares animales. Según el protocolo de Madrid, del Tratado Antártico, no está permitido acercarte a ellos a menos de 5 metros de distancia, así que nosotros nos mantuvimos mucho más alejados, y siempre en silencio para no molestarles. Pero ellos curiosos y desconcertados se acercaron a nosotros que estábamos sentados en el suelo a bastante distancia. Incluso algún pollito curioso y envalentonado se animó a acercarse a nosotros. Fue emocionante, no existía nada más que tú mismo y una cría de pingüino que te mira y contonea su cuerpecito de manchas simétricas con dificultad para acercarse a ti.

Pinguinera de las playas del Oeste (Byers)

Tras hacerles miles de fotografías, regresamos al campamento con el Sol calentando nuestras espaldas y disfrutamos de un atardecer que te deja sin palabras.

M.A. de Pablo

jueves, 15 de enero de 2015

Viento, nieve y Fuego

Campamento Byers, 15 de Enero de 2015

Hoy ha sido un día distinto. La previsión meteorológica que nos mandaron ayer desde la BAE Juan Carlos I avisaba de fuertes vientos por la mañana, nevadas y, al final del día, cielo desepjado y menos viento.

Así que hemos aprovechado el día para trabajar en el campamento, preparando material y avanzando en el Trabajo Fin de Máster de Cayetana, analizando datos y realizando gráficos. Y ha sido un día productivo en el que hemos podido comer en el campamento con normalidad, disfrutar del calorcillo dentro del iglú (15º no es mucho calor, pero para estas latitudes y condiciones ¡¡es como estar verano!!).

Al final del día, el viento se ha parado un poco y hemos podido disfrutar de un atardecer que ha teñido el cielo y las nubes de rojo fuego. Un espectáculo poco común que hemos aprovechado todos para sacar fotos.

 Cielo de fuego en Byers. Un espectáculo.

Mañana el tiempo vuelve a ser "normal" en Byers, viento, algo de precipitaciones, nuboso, muy nuboso, y frío, pero sin ventisca que nos impida trabajar. Así que mañana de nuevo a nuestra zona de campo, que no sabemos estar encerrados demasiado tiempo.

M.A. de Pablo

miércoles, 14 de enero de 2015

Iniciamos la búsqueda y un nuevo experimento

Campamento Byers, 14 de Enero de 2014

Hoy ha sido un día raro. Hemos empezado a buscar la ubicación del sondeo 2. Tenemos la posición en el GPS de mano, pero la resolución de estos instrumentos no es más que de 5 metros. Cuando no hay nieve, que era lo normal en este emplazamiento, ni siquiera usábamos el GPS, porque a simple vista teníamos ubicados todos nuestros instrumentos. Pero este año de nieves... Así que hemos tenido que "abrir una plaza de toros". paleando nieve y más nieve hemos abierto un buen hueco intentando localizar el tubo del sondeo... y nada más que nieve y hielo. Eso ha sido lo que hemos encontrado. Pero bueno, no siempre podíamos tener suerte.

Pero también ha sido un día fructífero, porque hemos instalado el experimento que diseñamos el día anterior para medir la evolución de la descongelación del terreno, para calcular cómo de rápido, en función de las condiciones climáticas se va descongelando el suelo a medida que se retira la nieve. Así que el resto del día lo hemos pasado instalando los sensores y haciendo las primeras mediciones. La idea es ir midiendo cada dos días para ver así la evolución. Iremos informando de los resultados.

M.A. de Pablo

martes, 13 de enero de 2015

Días de trabajo en Byers.

Campamento Byers, 13 de Enero de 2015

Ayer fue el primer día en campamento Byers con 9 personas, porque ya han llegado los científicos japoneses. Llegaron ayer, día 12 de enero, en helicóptero después de esperar en Rey Jorge tres días, a causa de las condiciones meteorológicas. Son dos biólogos y es su primera vez que realizan sus trabajos de investigación fuera de continente antártico. Se llaman Yukiko y Shakae.

Llegada en helicóptero al Campamento Byers de los investigadores japoneses.

Hoy ha sido un martes y 13 frío en Byers, con niebla y lluvia, pero hemos finalizado la puesta a punto de las dos cámaras fotográficas que nos permiten estudiar la evolución del CALM y la instalación del nuevo modelo de estación (diseñado por Miguel Ángel), a través del cual será posible medir y obtener los diferentes datos de los que cuentan nuestros estudios, de un modo más automático y centralizado.

Miguel Ángel con su prototipo de estación para estudiar la temperatura del suelo y el permafrost.

A causa de la inesperada y abundante nieve, nos está costando recuperar todos los sensores de la zona de estudio, de hecho parte de ellos se encuentran sumergidos dentro de un lago. Pero como somos de mente inquieta y tenemos que aprovechar nuestro tiempo es este simbólico lugar, hemos decidido instalar un nuevo experimento relacionado con la evolución del terreno en función de la descongelación de la nieve y diferentes pendientes. Hemos estado hasta la hora de cenar diseñándolo y preparándolo el experimento para instalarlo mañana por la mañana.

Las previsiones meteorológicas para los próximos dos días, no son tan amables y favorecedoras para nuestros trabajos de campo, como las que hemos tenido hasta ahora en Byers, por lo que puede que tengamos que quedarnos el jueves en el campamento e ir avanzando con los trabajos de gabinete.

M.A. de Pablo

domingo, 11 de enero de 2015

Un lugar increíble.

Campamento Byers, 11 de Enero de 2015

Nos despertamos temprano en Byers con un despertador único, el sonar de los elefantes marinos, que barruntan en una danza por jerarquías y apareamientos. Con unas vistas espectaculares nada más salir de la tienda de campaña nos vamos a desayunar fuerte junto con nuestros compañeros de campamento, para salir con las pilas cargadas a trabajar al campo.

Por la mañana hemos subido a la cuenca del lago Limno polar, apoyados por uno de los técnicos de montaña, Curro. Una caminata de una hora con raquetas mientras Curro ponía banderas rojas marcando la ruta, para hacer más fácil los siguientes viajes y no tener que estar tan pendientes del GPS. Una vez allí hemos terminando el mantenimiento de las dos cámaras fotográficas, enfocando y cuadrándolas para que tomen imágenes diarias del CALM desde diferentes perspectivas, y poder controlar así la cantidad de nieve y el tamaño del lago objeto de nuestro estudio.

Antes de bajar a comer, hemos dejado listo el terreno para la futura instalación de la estación centralizada, diseñada por Miguel Ángel.

Después de comer y programar todos los sensores de temperatura del aire y del suelo para subirlos mañana temprano, nos quedaban un par de horas antes de la cena, así que hemos bajado a dar un largo paseo por la playa Miguel Ángel, Curro y Cayetana. ¡Qué maravilla para todos los sentidos! No hay imágenes ni palabras suficientes para poder transmitir lo que supone caminar entre estos paisajes. ¿Cómo explicas lo que se siente al caminar y sentirte observado por focas y elefantes marinos, que en ocasiones se sienten intimidados por nuestra presencia y nos muestras sus enormes fauces sin dientes en señal de amenaza? pero en eso se queda, en un amenaza, porque son indefensos y entrañables, de movimientos lentos y miradas que inspiran ternura. ¿Cómo explicas que se te acerquen brincando curiosos tres pingüinos y cuando ya están a punto de alcanzarnos resuelven que no somos  nada interesantes  y se alejan buscando otros entretenimientos? ¿Cómo explicas el surrealismo que supone que en la Antártida te encuentres una playa repleta de petreles gigantes y gaviotas, sin una sola ola en movimiento, con el suelo negro y frío, y al otro lado una explanada infinita llena de musgos y cojines verdes de líquenes, y tras ellos una pared vertical y arañada por el desgaste del deshielo que dibuja formas perfectas en su superficie?¿Como explicas el olor de los elefantes marinos y las algas? ¿Cómo explicas la incertidumbre y el temor a encontrarte un lobo marino por la playa? ¿Cómo explicas la combinación del silencio y el eco de este lugar? Es imposible, hay que vivirlo mientras el frio y la nieve te envuelven, sencillamente es magia.

Pingüinos se acercan a curiosearnos.

 Elefantes marinos dormitan en las playas ajenos a nuestro paso algunos metros más allá.

Petreles gigantes revolotean por las playas del sur de la península Byers.

Cayetana Recio

sábado, 10 de enero de 2015

Nieve

Refugio Byers, Isla Livingston, 10 de Enero de 2015

Silencio.

Nada se oye cuando paramos un poco a descansar en nuestro camino hacia nuestra zona de estudio. Y cuando caminamos, sólo el crujir de la nieve bajo nuestras raquetas de nieve nos acompaña acompasadamente. Por lo demás... silencio. Un silencio extraño en Byers, donde el viento reina todo el año. Estos días nos está dando un respiro y nos deja trabajar sin azotarnos. Y aprovechamos esta tregua para, entre la niebla, la nevizna, el frío y (extraordinariamente), el sol que se asoma entre las nubes, buscar bajo a nieve algunos más de nuestros sensores.

De regreso al campamento, cansados, otra vez silencio. Y a medida que nos acercamos a la costa comenzamos a oir, a lo lejos, los ruidos de los elefantes marinos dormitando en la playa. El viento también nos trae el olor de la pinguinera situada a varios kilómetros de distancia.

Llegados al campamento, nos acercamos a la playa, donde tenemos almacenado el material científico, para dejar y tomar las herramientas que necesitaremos al día siguiente. Luego, volvemos al campamento para quitarnos las botas, muchas veces empapadas en agua, y nos ponemos ropas secas antes de meternos en el módulo de vida para tomar un té caliente que nos reconforte y temple. Aprovechamos para planificar las tareas del día siguiente, y para charlar sobre cómo ha ido la actividad.

Cuando los demás científicos (de momento 3 más, pero en breve llegarán dos científicos japoneses para unirse a este pequeño grupo de locos antárticos) acaban sus tareas en el otro módulo, charlamos, junto con los técnicos de montaña que tanto nos ayudan, sobre los pormenores y anécdotas del día. Siempre hay aventuras que contar al calor de la mesa. Y es que es el momento del día en el que conseguimos entrar en calor los siete habitantes del campamento.

Y tras una sencilla cena y un té, nos dirijimos a nuestras tiendas de campaña donde quitarse la ropa y meterse en el saco de dormir, frío, no es nada agradable. Pero pronto se calienta y, poco a poco, vamos quedando dormidos acunados por la nana de Byers... Silencio.

 Las nieves de península Byers.

M.A. de Pablo

jueves, 8 de enero de 2015

Empezando con buen pie en Byers

Campamento Byers, 8 de Enero de 2010

Tras haber sido declarado abierto el campamento Byers, amanece nuestro primer día en este paraíso. Nada más salir del saco ni te imaginas que al otro lado de la cremallera de la tienda de campaña, que hace las veces de puerta, te vas a encontrar la playa y las vistas más espectaculares que hasta entonces habías podido disfrutar. Tras desayunar con nuestros compañeros de aventura y preparados para comenzar el primer día de trabajo, comenzamos la subida hacia nuestra zona de estudio, la cuenca del lago "Limnopolar", acompañados de un sol radiante y sin apenas viento.

A pesar de encontrarnos aun más nieve de lo esperado, nuestro día ha sido como una de esas canciones que comienzan despacio  y sin fuerzas y terminan boyantes y cargadas de sensaciones, porque este lugar lo merece, mires por donde mires encuentras un escenario o un paisaje nuevo y mágico.

Byers es difícil de explicar con palabras, es la máxima expresión del significado de aventura, la verdadera Antártida. Un símbolo en el que el tiempo vuela porque lo disfrutas verdaderamente. Montañas infinitas, playas, nieve, sol, ciencia, ganas, esfuerzo, silencio, risas, trabajo, trabajo y trabajo, ¿Que más se puede pedir?.

 Iniciamos el ascenso a nuestra zona de estudio dejando atrás el Campamento Byers.

Hemos conseguido descubrir casi un tercio de los sensores de temperatura del suelo y los mininivometros, algunos de ellos han quedado atrapados en una capa gruesa de hielo formada en la superficie del terreno, por lo que mañana subiremos para ver si la naturaleza y las buenas temperaturas nos han echado una mano para recuperar los sensores.

Una vez terminada nuestra tarea, volvemos al campamento dando un rodeo, porque no nos podemos perder las vistas de las playas,islotes y montañas que aparecen y desaparecen tras innumerables nubes.

Llegamos al campamento, y antes de sentarnos a comer-merendar-cenar, bajamos a la playa donde tenemos nuestras cajas con el material científico, para preparar las mochilas de mañana. Es curioso, pero ya estamos acostumbrados a tener como espectadores a focas, pinguinos y elefantes marinos. No confian en nosotros, pero tampoco se deben sentir del todo incomodos con nuestra presencia, porque en la puerta del módulo científico lleva dos días un joven elefante marino. Sin palabras.

Preparando material para el día siguiente


Hasta mañana!!!!

Cayetana Recio

miércoles, 7 de enero de 2015

Apertura del Campamento Byers.

Peninsula Byers, Isla Livingston, 7 de Enero de 2015

Hoy ha sido un día largo y agotador. Antes de las 7 de la mañana ya estábamos desayunando para luego tomar nuestros equipajes y prepararnos para saltar (esta vez, literalmente, debido al fuerte oleaje) a las embarcaciones que nos llevarían a las playas de la península Byers. Y es que sólo en los momentos de marea baja se puede acceder a esta zona debido a los bajíos. Desde el buque ya avistamos la península. Y muy nevada, más de lo que nos gustaría para poder trabajar. Así que sin haber llegado a playa ya nos esperamos una dura fase de trabajo en Byers, paleando nieve para localizar los sensores.

Península Byers, completamente nevada, vista desde el BIO Hespérides.

Repartidos en dos embarcaciones nos dirigimos a las playas de Byers. Allí nos reciben numerosos (y enormes) elefantes marinos y algún que otro petrél y pingüinos. Descargamos todo el material de las embarcaciones y comenzamos a portear en pequeños trineos las cosas más importantes hacia los dos pequeños módulos de fibra de vidrio que constituyen el grueso del Campamento Byers.

Subiendo y bajando a la playa pasamos varias horas recogiendo el material que las embarcaciones continúan acercándonos desde el buque, ayudados por varios miembros del Hespérides.

Cayetana paleando nieve para liberar la puerta de uno de los módulos del campamento, parcialmente enterrado en la nieve.

Luego, con el grueso de la carga cerca del campamento, comenzamos la instalación de las tiendas de campaña. Un trabajo complicado por la nieve. Hacemos una pequeña parada para tomarnos un descanso y comer unos bocadillos y fruta que nos han preparado en el Hespérides, antes de continuar después con la instalación del "Scot" (como llamamos a nuestro pequeño retrete) y organizar un poco el interior del módulo del vida, mientras los técnicos de montaña (Curro e Iñaki) dan los últimos retoques a las comunicaciones, y la instalación eléctrica.

El campamento Byers prácticamente listo para habitarlo.

Como que no quiere la cosa, han pasado muchas horas de trajín y hasta más de las 11 de la noche no paramos para tomar nuestra primera cena: una ensalada con pasta en la que el toque personal de Cayetana. Una rica cena y un brindis por una buena campaña son lo último para acabar el día e irnos a dormir a nuestros sacos en las playas del Sur de península Byers.

Un té caliente al final del primer día en el módulo de vida antes de ir a dormir a nuestras tiendas de campaña. De izquierda a derecha, Curro (técnico de montaña), Cayetana (Permfrost), Manolo, Alberto y Antonio (Virus), e Iñaki (técnico de montaña).

Hace horas que el BIO Hespérides desapareció en el horizonte. Ahora ya sólo las comunicaciones por radio y un teléfono satélite para emergencias nos une con el mundo. Y así quedamos siete personas a nuestra suerte en este fantástico y remoto rincón de la Antártida. Comienza la aventura.

M.A. de Pablo

martes, 6 de enero de 2015

Despedida y navegación

A bordo, en la mar, a 6 de Enero de 2015

Ayer fue nuestro último día en Decepción… un día de esos que pasamos a la espera de salir de esa zona para empezar de nuevo en otro de nuestros emplazamientos de trabajo. Pero no fue un día aburrido, porque tuvimos la visita del BIO Hespérides, que tenía que descargar gran cantidad de material a la vez que nuevos científicos. Aprovechando todas las operaciones, bajaron a visitar la base los numerosos investigadores oceanográficos del proyecto PEGASUS, que realizan campaña en el buque entre las Shetland del Sur y las Islas Orcadas del Sur. Nosotros ayudamos a ir colocando los víveres recién desembarcados antes de la comida de recepción a los investigadores visitantes.

En este desembarco también llegaron algunos nuevos científicos para la BAE Gabriel de Castilla, todos ellos viejos conocidos de anteriores campañas. Pero fue nuestro último día en la BAE, así que poco pudimos charlar con ellos. De hecho, a media tarde llegó el turno de despedirnos de todos nuestros compañeros antárticos con los que hemos compartidos estos pocos días de trabajo en La Base Gabriel de Castilla. Sin duda, una despedida que no queríamos que llegara, pero nuevas aventuras en otros rincones de la Antártida nos esperan.

Tras un embarque un poco complicado por el fuerte oleaje que había, embarcamos en el BIO Hespérides, y partimos rumbo a la BAE Juan Carlos I en isla Livingston para embarcar a los dos técnicos de montaña que nos apoyarán en el campamento Byers, nuestro siguiente destino. La travesía no se las prometía muy buena, porque una fuerte tormenta de viento nos estuvo azotando mientras salíamos por los fuelles de Neptuno y, tal y como dice la tradición, brindamos (esta vez con cerveza, no había champán) para volver por estas tierras, y por el trabajo concluido en esta isla. Como el buque estaba lleno de científicos, muchos más que para los que tiene capacidad, nos tocó dormir en el sofá de la cámara de oficiales… no es un camarote propio, pero la verdad es que no dormimos nada mal, incluso con lo que se movía el barco por la tormenta, que fue amainando a lo largo de la noche.

Esta mañana, mañana de reyes, despertamos pronto y pudimos desayunar un buen roscón de reyes que prepararon los reposteros del buque para este día tan especial. Nosotros pudimos abrir nuestros regalos, que nos entregó un paje de Gabriel de Castilla el día anterior: una cantimplora, y un par de mapas antárticos…. ¡Qué ilusión!

Y hoy hemos pasado el día fondeados frente a la BAE Juan Carlos I, y por la tarde hemos emprendido rumbo a península Byers. Mañana nos desembarcan temprano para poder aprovechar la marea y así tener todo el día para poder abrir el campamento: limpiar los módulos, arrancar las comunicaciones, montar las tiendas de campaña, organizar la comida y material del campamento… Mañana será un día duro, así que vamos a darnos las últimas duchas para los siguientes veinte días, y luego a la cama (bueno, al sofá).

M.A. de Pablo

domingo, 4 de enero de 2015

Despedida de Decepción

Isla Decepción, 4 de enero de2015

A pocas horas de partir hacia Byers en el Hespérides y para terminar nuestra estancia en isla Decepción con broche de oro, hemos participado en un simulacro de evacuación por el sureste de la isla, lo que se ha convertido en nuestra última excursión en la isla con casi todos los miembros de la base. Así que hemos ido a bahía balleneros, un lugar con encanto y estructuras abandonadas.  Su nombre viene porque antes de las erupciones que sufrió esta isla en los años 70 había implantada aquí una factoría ballenera donde se despiezaban las ballenas para extraer aceite que se almacenaba temporalmente en grandes depósitos que aún hoy se yerguen oxidados cerca de la playa.

Antiguos depósitos de aceite de la ya desaparecida factoría ballenera de Isla Decepción

 En 1912, la empresa noruega Bugge Hektor Whaling Company instaló esta factoría ballenera permanente en Caleta Balleneros, estableciendo una colonia en la que vivirán más de 300 personas. Se trata de uno de los primeros asentamientos humanos en la Antártida. Esta factoría funcionó de forma ininterrumpida hasta 1931, llegando a producir este último año más de 3.600.000 barriles de aceite, además de carne y huesos de ballenas.

Balleneros es un lugar mágico a la par que fantasmagórico, lleno de restos de barcas, casas y huesos de ballenas, todo ello envuelto en una neblina con olor a azufre que emana de la playa debido a la intensa actividad geotérmica en la zona.

Bahía Balleneros y sus ruinas envuelta en las brumas de los gases volcánicos

Una vieja barca ballenera semienterrada en la ceniza volcánica reposa para siempre en la playa

Continuamos la mañana subiendo montañas nevadas hasta llegar a la Ventana del Chileno, una forma cóncava de las montañas de la isla que permite asomarse hacia mar abierto y disfrutar de las espectaculares vistas de los Fuelles de Neptuno y, hoy, entre las brumas, el continente antártico. La llamada Ventana del Chileno es una apertura del terreno que cuando la factoría estaba en pleno auge se realizaba un turno de vigilancia entre los chilenos allí trabajando para ver cuando pasaban ballenas cercas para ir a capturarlas.

Los miembros de la expedición "asomados" a la Ventana del Chileno


Pero continuamos ascendiendo para continuar por la posible ruta de evacuación de la isla, ascendiendo por las últimas estribaciones del Sur  del Monte Pont (la cima más alta de Isla Decepción con 539 m), hasta Punta Sureste, desde donde hemos podido observar, a lo lejos los peñascos de Morro Baily, y su gran  colonia de pingüinos, mientras en el horizonte se dejaban entrever los glaciares de la Isla Livingston y grandes icebergs en Mar de Bransfiel.


Morro Baily desde Punta Sureste, y los glaciares de isla Livingston en el horizonte

Aunque no hemos llegado a completar la ruta de evacuación porque se hacía la hora de regresar a comer a la base, hemos disfrutado de fantásticas vistas de la isla Decepción, como decíamos, un broche de oro para nuestra estancia en la isla.

Impresionante vistas del exterior de los Fuelles de Neptuno vistos desde Punta Sureste

Pero ni siendo domingo ni nuestro último día completo en la isla dejamos de trabajar. Por la tarde se han recogido los sensores de temperatura situados en el interior y bajo la Base Gabriel de Castilla, necesarios para el TFM de Cayetana y hemos terminado de empaquetar nuestro material y de hacer nuestras maletas, listas ya para nuestra siguiente aventura científica en Byers.


Cayetana Recio Blitz

sábado, 3 de enero de 2015

De todo un poco

Isla Decepción, 3 de enero de 2015

Una vez acabado el trabajo fundamental, hoy hemos dedicado parte de la mañana a localizar unos sondeos que nos cedieron los investigadores del Centro de Astrobiología que los perforaron en la zona de Cerro Caliente en el año 2010. Excepto dos de ellos, los otros dos, debido a la nieve, nunca hemos sido capaces de localizarlos.... Así que hoy hemos hecho un nuevo intento, a la vez que aprovechar para medir la temperatura en los otros dos que si tenemos ubicados.

Y es que la zona de Cerro Caliente se trata de una zona de alta protección antártica (para la que hemos tenido que pedir un permiso especial de acceso al Comité Polar Español) en la que se localiza una importante anomalía geotérmica. De hecho su cumbre apenas se cubre de nieve durante el invierno porque rápidamente se funde debido al calor de la superficie. Hoy hemos estado midiendo hasta 25ºC en la superficie (cuando el terreo circundante está a unos 5º), y de hasta 70ºC a apenas unos 20 cm de la superficie. Y este año no se ven fumarolas en la zona, pero en otras ocasiones, salían vapores de la superficie, y el terreno alcanzaba más de 100ºC.

Cayetana introduciendo la sonda de temperatura en uno de los sondeos de Cerro Caliente

Pues bien, tras medir la temperatura agachados para soportar los embistes de las fuertes ráfagas de viento, hemos salido de la zona protegida para dirigirnos a la base para retomar el empaquetado de nuestro material y así dejarlo dispuesto para la siguiente fase. Pero por la tarde, como buenos culos inquietos, hemos estado, Cayetana apoyando las tareas de control de la erosión costera al frente de la base, y Miguel Ángel recogiendo unos sensores de un experimento temporal que teníamos aún en las proximidades de la base.

Por la noche, en la reunión diaria de todos los habitantes de la base, nos han confirmado que el BIO Hespérides pasa a recogernos el día 5 de Enero, así que ya sólo nos queda un día completo en esta base antes de marchar y dejár atras a tan buenos amigos antárticos como hemos hecho. Pero otras aventuras nos esperan en otros rincones de este territorio helado.

M.A. de Pablo

viernes, 2 de enero de 2015

Acabando en Cráter Lake

Isla Decepción, 2 de Enero de 2015

Ya pasadas lasfiestas de Nochevieja y Año nuevo, hoy hemos realizado la última de las ascensiones a nuestra zona de estudio en Crater Lake. Y ha sido una ascensión un tanto particular, porque hemos aprovechado la energía del desayuno para ascender primero más allá, hasta la parte alta de las laderas de las montañas que rodean la isla, en la falda del monte Kirkwood. El propósito ha sido tomar fotos panorámicas de toda nuestra zona de estudio desde una posición elevada con el fin de poder usarlas dentro de un Sistema de Información Geográfica en el que pretendemos ir integrando todos nuestros datos. Algo así como hacer una foto de satélite, pero desde un punto alto en vez desde muy arriba en la órbita de la Tierra.

La ascensión ha sido corta, pero relativamente dura, especialmente porque a medida que ganábamos altitud, la nieve estaba muy dura y hemos tenido que ir aprendiendo del comandante de la base, que nos acompañaba, junto con uno de los cocineros, el uso apropiado de las raquetas de nieve en zonas de muy alta pendiente y suelos helados... Una aventura que hemos conseguido resolver con éxito alcanzando un risco con vistas fantásticas de la zona de estudio.

Vistas de nuestra zona de estudio (llanura nevada en primer término), y de parte de la isla Decepción

Una vez tomadas las fotografía hemos descendido hasta nuestra zona para reponer, ahora ya sí, todos los sensores de temperatura de nuestras estaciones de medida, dejando así todas ellas lista par aun nuevo año de mediciones... Esperamos que todos funcionen correctamente y el año que viene podamos estar de nuevo por estas tierras heladas (esperemos que menos nevadas) del Sur. Y con esto acabamos nuestro trabajos fundamentales en isla Decepción.

El comandante de la base y Cayetana en el camino de descenso desde las laderas del monte Kirkwood

Y es que este año ha sido un poco peculiar por toda la nieve que se ha acumulado, incluso para estas fechas tan tempranas, en nuestra zona de estudio. De hecho podríamos decir que este ha sido el año de las raquetas de nieve y del palear y palear... perol hemos hecho con la inestimable ayuda de la dotación de la base. La verdad es que se agradece todo el esfuerzo que han estado poniendo para que nosotros pudiéramos sacar adelante la mayor cantidad de trabajo posible. Aunque no podemos decir que hemos concluído con un 100% de éxito, hemos realizado la inmensa mayoría de las tareas. De hecho, si no fuera porque nos han asignado una campaña en Isla Decepción demasiado temprana, habríamos podido medir el espesor de la capa activa (esa parte superior del suelo que se congela en invierno y se descongela en verano). Pero bueno, estas cosas pasan. Y después del desastre de Byers del año pasado en el que no pudimos ir y hemos perdido unos 2 años de datos, ésto es un mal menor. Y es que en la ciencia antártica, uno debe adaptarse a la logística, a las condiciones climáticas, a la escasez de tiempo,... Pero a pesar de todo, los que decidimos querer trabajar en estas condiciones sabemos a lo que nos exponemos trabajando en la Terra Incognita Australis. Y a nosotros nos ha picado el gusanillo antártico.

M.A. de Pablo

jueves, 1 de enero de 2015

Navidades fuera de casa

Isla Decepción, 1 de Enero de 2015

En botas de montaña, gorro, guantes y rodeados de nieve Miguel Ángel y yo pasamos la Navidad fuera de casa, en la Base Gabriel de Castilla, alejados de nuestro país de origen, pero disfrutando de las ricas costumbres de la Antártida. Una de nuestras fiestas preferidas, la noche de Fin de Año y de un modo no muy común en España,  tomamos las uvas dos veces, una a la hora española, y otra a la hora local, y siempre acordándonos de nuestras raíces y nuestra gente.

La Navidad es una época familiar que tradicionalmente ha sido defendida como una celebración religiosa, en la que todos debemos ser felices y mantenernos unidos. Si bien estas cuestiones se han ido perdiendo poco a poco con el paso de los años, es normal sentir algo de tristeza en estas fiestas, porque en momentos pasados las vivimos, felices, con aquellos familiares y amigos que ya no están.
Sentimos que la Navidad ya no es la misma porque esas personas ya no están, pero se nos olvida una cosa: la Navidad puede seguir siendo vivida con alegría y con felicidad, si la tomamos como otro momento más en nuestras vidas, como otra época más del año, en la que se reúne la familia y en la que hacemos regalos.


No importa si a la vez que brindas por un año nuevo las lágrimas se te escapan, no importa si ríes mientras les recuerdas, sólo tienes que tener bien presente que el hecho de que hayas perdido a alguien a quien quieres no implica que la vida no siga su curso ni debes de sentirte culpable por ello.

Seguro que tenemos bellos motivos por lo que sonreír cada día y seguro que no tenemos por qué pasar solos las Navidades: familia, amigos, compañeros… Todos ellos pueden ayudarnos en esos momentos que creemos difíciles pero, sobre todo, nos ayudarán a mostrar la mejor de nuestras sonrisas a la vida y porqué no, dedicársela a quien hemos perdido, porque si no lo hacemos por nosotros mismos, hagámoslo por él, por ella o por ellos.

En definitiva, la Navidad se trata de estar juntos, pero sobre todo de disfrutar, un aspecto al que ayudaría relativizar el concepto de familia y el de echar de menos, ya que, hoy en día, con las nuevas tecnologías, estar cerca o lejos se ha desdibujado.


Y es por ello por lo que nosotros hemos sido capaces, a pesar de tener a nuestros seres queridos lejos, de divertirnos, disfrutar y brindar por la vida con toda la dotación científica y militar de la Base Gabriel de Castilla, incluso con agradables sorpresas de la visita de Papa Noel o la compañía de la tripulación del Hespérides que nos visitó hace unos días para desearnos feliz navidad.


Cayetana Recio Blitz