23 de Diciembre de 2016
El toque de diana es a las ocho
de la mañana, pero levantarse a las seis tiene sus ventajas…aquí no amanece
siempre es de día, pero desde la enorme cristalera del módulo de habitabilidad
de la base Gabriel de Castilla, glaciares cubiertos de negro lapilli nos trasladan
en intima soledad a otros posibles mundos de hielo. Hoy solo dos habitantes de la base, Amós que
trabaja en geodesia y yo pululamos por el módulo de habitabilidad desde horas
intempestivas.
Ayer día 21 la Antartida nos
recibió con un día espectacular. Sin viento, la temperatura ambiente llego a
dos grados y durante la tarde el suelo volcánico de la isla alcanzo los 16,
algunos restos de lapilli, los más oscuros llegaron a estar a 20 grados. Todo
un lujo tumbarse en el suelo a contemplar el horizonte en un permafrost que hoy
de forma excepcional, esta calentito. Cuando descarguemos los datos de los
sensores térmicos veremos cómo ha afectado este día y su radiación a la
temperatura del suelo. De momento lo disfrutamos.
Miguel Angel Ramos y yo, en
adelante Oso y Baronesa, subimos a la parcela CALM de Crater Lake, a las 10 de
la mañana acompañados de Pedro, Nutria, el militar técnico de montaña.
La ruta tiene dos tramos bien
diferenciados. La primera parte, aproximadamente 1 km, se adentra en un valle
glaciar labrado en negro lapilli volcánico. El valle está ocupado por un río anastomosado
en el que los cauces se multiplican por infinito trenzándose sobre un fondo
ancho y plano. Las laderas son muy pendientes, casi verticales y están
coronadas por sedimentos glaciares. Dos grandes cintas morrénicas discurren
valle abajo sobre las laderas. Al final del valle, la ruta se pone muy pindia.
Hay que remontar la ladera hasta la morrena y luego más allá. En total son 85
metros de desnivel que se salvan en unos 500m de ruta que discurre bordeando el
cráter Zapatilla hasta coronar el Cráter Lake.
Oso, Baronesa y Nutria caminamos
valle arriba. Vamos fijándonos en todas las formas del terreno. Los canales fluviales, las morrenas, los
glaciares negros, pero lo que más nos llama la atención son las formas tipo
canal dejadas en las laderas por las
fluidificaciones estacionales del permafrost... nos hacen pensar en Marte y sus
formas. Afortunadamente el suelo del valle esta helado y eso facilita la
marcha. Con el verano más avanzado los pies se hunden en el terreno y el
lapilli entra por los calcetines.
Susana Fernández
Geomofología en estado puro. El permafrost y Marte. Lapilli y vulcanismo glaciar. Una experiencia casi mística y enriquecedora. Saludos desde Alcalá de Henares.
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