BAE Juan Carlos I, isla Livingston, 2 de Febrero de 2015
Despues de un domingo tranquilo y de ¨chinita¨, hoy
hemos tenido la grata visita de dos compañeras científicas portuguesas, Alice y Rita, que
trabajan a una con nosotros en el estudio del comportamiento del permafrost y las diversas variables que le
afectan, como la humedad, la nieve o la dinámica en superficie de las partículas
del suelo.
Para
aquellos que os incorporáis como nuevos seguidores de este nuestro Blog,
queremos compartir algunos datos y aclaraciones sobre la que es nuestra labor
en la Antártida. Somos conscientes de que el concepto o simbología de lo que
supone venir a investigar a la Antártida, eclipsa todo tipo de explicación sobre
nuestro cometido aquí, pero este sin duda es el As del porqué de nuestra presencia
en este lugar, asique allá vamos:
La
capa activa es la zona del subsuelo, sobre el “permafrost” (suelo
permanentemente helado), que experimenta cambios de fase
(congelación/descongelación) estacionales. Los datos obtenidos nos indican que la tendencia
al calentamiento global puede estar amplificada en nuestras zonas de estudio,
implicando una variación en la profundidad de la capa activa y la estructura
térmica del “permafrost”. La falta de medidas de algunos parámetros térmicos
del suelo hasta hace pocos años, ha conducido a plantear su necesidad en
diferentes proyectos internacionales (CALM), señalando la importancia de
realizarlas en forma distribuida y sobre todo en aquéllas regiones más
sensibles, como es el caso de la región polar antártica. El registro de la
variabilidad de la capa activa ha de tener una escala temporal interanual para
que su significado estadístico sea adecuado para el conocimiento del efecto de
los suelos helados sobre el cambio global. Nuestro proyecto tiene objeto de
estudiar su sensibilidad a la variabilidad climática local y, a macro escala,
al cambio global, el seguimiento del proceso de congelación/descongelación de
la capa activa y la distribución térmica del permafrost.
Durante
esta campaña uno de los pesos pesados de nuestras instalaciones, son dos
perforaciones en la Isla Livingston, que es donde nos encontramos; Cerro incinerador y Monte Sofía, que en su interior contienen sondas con sensores
de temperatura para medir la evolución temporal del gradiente térmico. La
instalación de los sensores es sencilla y justifica por sí solo el
desplazamiento de un investigador a la zona de trabajo para la sustitución de
los mismos. Posteriormente, el volcado de datos, la actualización de la base y
el estudio de los mismos, se realizar en nuestros laboratorios-despachos
dispuestos en cada base-campamento antártico.
Frente del Glaciar frente a la Base Juan Carlos I, Isla Livingston (Antártida).
Para
aquellos que queráis algún día participar en este tipo de trabajos, saber que
todo es posible pero aquí hay días duros e intensos, días repletos de satisfacciones,
días más productivos que otros, y otros en los que el cuerpo y la mente te
piden descansar para reponer fuerzas y terminar así los trabajos que aquí desarrollamos,
con tiempo para los imprevistos del transporte y climatología y las excursiones
que bien nos merecemos. Asique paciencia y ganas son los mejores ingredientes
para disfrutar de este trabajo tan maravilloso.
Cayetana Recio Blitz
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