Campamento Byers, Isla
Livingston, Antártida
28 de Enero de 2017
Hoy ha sido un día largo. A las 5
de la mañana nos hemos levantado en el Hespérides para desayunar con tiempo
para estar listos a las 6 de la mañana, que es la hora que se ha fijado para
hacer el desembarco en Byers. Anoche quedó todo el material científico y del
campamento en la playa gracias a los numerosos barqueos que se hicieron, y a
los técnicos que nos han ayudado. Así que esta mañana solo hemos tenido que
cargar nuestro equipo personal y algunas cajas que quedaron pendientes. En dos
embarcaciones llenas de mochilas y personal hemos enfilado hacia las playas de
Byers. No hacía muy mala mar, pero las olas nos han mojado un poco, lo que sin
duda nos ha despertado del todo.
En la playa nos esperaba un
tremendo banco de algas que ha hecho un poco más resbaladizo de lo normal el
desembarco de la gente y la carga, pero ha sido rápido. En un momento hemos
sacado todos los bultos de las embarcaciones y nos hemos quitado los trajes de
supervivencia, y nos hemos organizado para las diferentes tareas. Por un lado
Miguel Ángel de Pablo ha tenido que hacer de guía para llevar a los técnicos de
la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) hasta la estación meteorológica
situada en la cuenca del lago limnopolar, para hacer el volcado de datos y el
mantenimiento de la estación. El tiempo ha sido desapacible, lluvioso y frío,
así que el trabajo en la estación ha sido un poco penoso.
Por su parte, nuestros colegas
Jerónimo López y su equipo empezaron rápidamente su día de trabajo en Byers.
Solo estarían aquí un día para tomar distintos datos y muestras por distintos
lugares de la península, incluyendo nuestra zona de trabajo en la cuenca del
Limnopolar, donde han estado tomando datos para un trabajo colaborativo.
Mientras, Chan y Miguel Ángel
Hidalgo, junto con el resto de la expedición, han ayudado a los técnicos de
montaña Curro y Arkaitz para ir montando tiendas de campaña, organizando el
módulo de habitabilidad, subiendo gasolina, víveres, etc., hasta la zona de
campamento, que está a unos 300 metros de la playa. Joel, Alberto, y Mario, los
técnicos electrónico, informático y de motores, respectivamente, han estado
mientras tanto poniendo a punto los sistemas de GPS, comunicaciones, y de energía
con un pequeño generador.
Por la tarde, ya con todos en el
campamento, hemos ido acomodando nuestras cosas en las tiendas de campaña. Una
por persona… la verdad es que se agradece un mínimo de intimidad. Además son
espaciosas, por lo que a pesar de las condiciones, estar en Byers será todo un
lujo. Este año, con muchísimo personal en todas las bases, aquí es donde más
espaciosos vamos a estar. Así que tendremos que disfrutarlo.
Finalmente, despedimos a los
técnicos que nos han ayudado con la puesta en marcha del campamento y a los dos
técnicos de AEMET y al equipo de Jerónimo López. Y nos quedamos solos en Byers.
Bueno, no es cierto. Nos quedamos con el grupo de 3 búlgaros que estarán
también por aquí unos días y con un equipo de chilenos que estaban acampados
junto a los módulos. El equipo de brasileños se ha ido también esta misma tarde
desmontando el campamento nada más vernos desembarcar a nosotros.
A ver que nos depara estos días…
nos vamos a dormir que el día ha sido largo y agotador.
M.A. de Pablo
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