Tras la ventisca de ayer, hoy a amanecido todo blanco, pero con un sol más o menos radiante (a ratos, ya se sabe lo que pasa en estas latitudes). Así que con el trabajo hecho, dedicamos el día a recoger y empaquetar nuestro material para su regreso a España, a la vez que a arreglar nuestro equipaje una última vez.
Aprovechamos las últimas horas para charlar con todos un poco más distendidamente, ahora que ya no vamos con prisas ni tenemos en mente ningún asunto pendiente que resolver. Hemos hecho todo lo que se ha podido, lo que nos han dejado, y lo que el clima ha permitido. Así que aunque con muchas cosas se han quedado sin hacer, nos vamos tranquilos porque lo que estaba en nuestras manos se ha llevado a cabo.
Al final de la tarde tenemos nuevas noticias sobre el buque Aquiles, que será el que nos saque de zona Antártica. A las 18:45 estaba entrando en Puerto Foster (Isla Decepción) por los Fuelles de Neptuno, por lo que esperábamos que tal vez mañana por la noche pudieran pasar a recogernos... Seguimos con la incertidumbre de si llegaremos al vuelo del día 17, pero por lo menos ya "vemos" más cerca nuestra salida de la Antártida. Todas estas dudas se solventaron tras la cena, cuando el jefe de base (Jordi Felipe), nos comentó que el buque había confirmado nuestra salida el día siguiente a primera hora de la mañana (a eso de las 8:30h)... ¡en helicóptero! Así que los cuatro científicos que salíamos al día siguiente empezamos a relajarnos, porque ya teníamos confirmada la salida, sólo un día después del inicialmente programado hacía meses en Madrid. Y encima en helicóptero, algo que ninguno de nosotros había hecho antes, y menos en estas latitudes.
Y así de contentos nos fuimos a acostar, no sin antes de disfrutar de un cielo estrellado con su Cruz del sur, y una fantástica luna (casi llena) que nos brindó esta última noche antártica.
La luna despide nuestra estancia en la Antártida
Miguel Ángel de Pablo
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