jueves, 6 de febrero de 2014

El desastre y su solución



BAE Juan Carlos I. 6 de Febrero de 2014.
Hoy ha sido el día. Por la mañana hemos iniciado nuestro ascenso al monte Reina Sofía con el apoyo de Iñaki, el técnico de montaña experto en el usar la sonda de vapor que tantos problemas nos ha resuelto en campañas anteriores salvando alguno de nuestros sondeos inundados de hielo.
Y es que la tarea de hoy era resolver esta cuestión. Nada más llegar abrimos el sondeo que estaba completamente congelado, lo que tal vez (y sólo tal vez) podría ser la causa de nuestros problemas. Así que rápidamente Iñaki se puso manos a la obra para ir calentando con vapor el hielo y ver si era posible sacar la sonda. Y la tarea fue lenta, muy lenta… y muy fría. Hacía un frío terrible. Así que aprovechábamos el vapor que salía del sondeo para calentarnos las manos un poco.
 Estado de la boca del sondeo de 25 metro, lleno de hielo
Mientras nosotros hacíamos esto, en el monte Reina Sofía coincidimos con nuestras colegas portuguesas que estaban instalando una cámara fotográfica automática gracias al apoyo de los técnicos de la base búlgara. Así que con tanta gente en la cima (también estaba la doctora de nuestra base dándonos apoyo), estuvo entretenida la tarea, pero el problema es que no conseguimos fundir más de 28 centímetros en toda la mañana porque la sonda de vapor no conseguía penetrar más debido a su anchura, al grosor del cable de la sonda térmica, y a la estrechez del tubo. Así que ya desesperados bajamos a la base con la idea de Iñaki de construir una sonda de vapor nueva más estrecha que pudiera entrar más profundo.
Por la tarde, nada más comer, Iñaki y Vila (el técnico mecánico de la base) se pudo manos a la obra, y a eso de las 5 de la tarde ya estaba lista la nueva sonda. Así que iniciamos de nuevo el camino de ascenso al Reina Sofía con la esperanza de poder sacar, ahora sí, los sensores del sondeo… Pero el viento y una fuerte nevada nos recibió en la cima. Pero era más de solucionar el problema que el frío, así que Juanjo, Iñaki y Miguel Ángel nos pusimos manos a la obra… y voilá! En apenas unos minutos conseguimos fundir 70 cm y finalmente ¡¡¡sacar la sonda térmica!!! Tras comprobar que el sondeo estaba totalmente seco, y que sólo era un tapón, procedimos a sellarlo para que quedara, ahora sí, completamente estanco. La pena es que la sonda seguía sin funcionar, por lo que el problema no se podría resolver completamente. Pero al menos (y esto es el éxito fundamental), salvamos el sondeo, el más importante de cuantos hay en Antártida para estudiar permafrost, y que se perforó en el año 2008 con los esfuerzos (de energía y económicos) de varios países. Así que con esto no pudimos sino celebrar el enorme éxito.
 Iñaki y Juanjo, posando con la nueva sonda de vapor y con la recién recuperada sonda de temperatura
De vuelta a la base, diseñamos y preparamos todo para introducir varios sensores al día siguiente, y sellar por este año el sondeo. Así que hoy nos acostamos con la tranquilidad de haber resuelto un problema que tuvimos que dejar pendiente el año pasado, y de haber salvado el experimento más importante de nuestro proyecto en la Antártida.
Miguel Ángel de Pablo

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