BAE Juan Carlos I. 25 de Enero de 2014.
Hoy hemos madrugado un poco más, y a las 7 de la mañana ya estábamos en
pie listos para desayunar, cerrar nuestras maletas y embarcar. Casi toda la
base duerme, excepto el comandante y los miembros de la dotación que nos
llevarán al buque en la embarcación neumática. Amós, un viejo amigo científico
y colega de numerosas campañas nos despide en la playa mientras la base de va
despertando poco a poco. Ha sido una salida casi a hurtadillas, en una mañana
de viento, en la que no nos hemos despedido de ninguno de los miembros de la
base, pero es que los veremos de nuevo en dos semanas, cuando salgamos juntos
de la zona antártica a bordo de Aquiles.
Así que tras un corto trayecto en lancha, embarcamos en el ARA Aviso
Castillo que nos llevará a Livingston. Es un buque con solera. Un barco de 70
años, remolcador de portaaviones de la armada estadounidense, y superviviente
de los bombardeos de Pearl Harbour. Un barco con mucho encanto que nos recibe
con cordialidad. Tras visitar el puente de mando y ser recibidos por el
comandante, estuvimos un rato aguantando el frío viento en cubierta a la espera
de pasar por los Fuelles de Neptuno y brindar la salida (con cerveza, que no es
lo que dice la tradición, así que no sé yo si es mal augurio). Luego nos
invitaron a tomar un té en la sala de oficiales, toda forrada de madera con
mucho encanto). Pero el tiempo no fue muy bueno, y nada más salir de la isla
las olas empezaron a menear el buque, así que aprovechamos para pasar el rato
pasando fresquito cerca de la popa para no marearnos tontamente. Pero el
trayecto fue rápido, en apenas 2 horas estábamos ya frente a la base Juan
Carlos I, de donde pasaron a buscarnos en una embarcación.
ARA Aviso Castillo, esperando nuestro embarque para llevarnos a la isla Livingston
Juanjo, Miguel Ángel y José Vicente (AEMET), saliendo por los Fuelles de Neptuno
Ya en la base nos encontramos con los colegas de la base y los
científicos, muchos de ellos compañeros nuestros de la bajada a la Antártida de
hace unos días a bordo del Aquiles, así que sólo hemos cambiado de base y de
familia. Y con esto comenzamos nuestra siguiente fase de campaña. Ahora tenemos
justo dos semanas de trabajo por delante, por lo que aprovechamos la tarde para
desembalar el material científico, ubicarnos en la base, y dejar todo listo
para comenzar a trabajar.
Miguel Ángel de Pablo
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