Isla Decepción. 24 de Enero de 2014
Hoy ha sido un día un poco extraño a la espera de un buque que nos
trasporte de una isla a la otra.
Sin embargo, la cosa ha empezado mal, muy mal. A primera hora de la
mañana hemos recibido órdenes del Comité Polar Español y del Programa Polar de
no subir a bordo del buque Aquiles que nos llevaría Byers (para trabajar apenas
unas horas) y de allí a Punta Hanna, en vez de a la Base Juan Carlos I. Las
posibilidades de dejarnos en Punta Hanna (a apenas 4 millas náuticas de la base
española) y quedar allí aislados por el mal tiempo ha hecho que por seguridad
no realicemos este tránsito. Así que eso implica la suspensión definitiva de la
fase de trabajo en península Byers, es decir, no poder recuperar los datos del
año 2013 y no instalar los sensores del 2014. Por lo que, además de perder ya
los datos del 2014, hay más posibilidades de que se estropeen los sensores que
han medido los datos del 2013, pudiendo perderse así también algunos de los
datos de ese año que no hemos podido recuperar… todo un desastre. Pero las
órdenes del Comité Polar son indiscutibles y como tales las acatamos.
Así que pasamos el día a la espera de un nuevo trasporte que nos lleve a
la Base Juan Carlos I. Aparentemente será el buque de la patrulla antártica
combinada Aviso Castillo, de la Armada Argentina, que llegará a Puerto Foster
por la noche con un par de científicos que han tenido que desplazarse a
Livingston para recuperar algunos de sus instrumentos.
Juanjo acompaña a Gabriel, del equipo portugués a terminar la
perforación tras la revisión de la máquina que los mecánicos de la base han
realizado el día anterior, consiguiendo finalmente llegar a casi un metro y 20
cm de profundidad. No es mucho, pero mejora la perforación previa de apenas 80
cm que tenían allí instalada. Sin embargo, la perforadora no acaba de funcionar
bien y requiere de otra revisión más profunda.
Miguel Ángel por su parte dedica el día a ayudar en las tareas de
cocina. Dado el reducido tiempo que hemos pasado en la base, tres días, no
hemos tenido asignado un turno de servicio en la base, por lo que aprovechamos
este día de espera para ayudar un poco y contribuir un poco ayudando acá y allá.
Antes de la cena nos confirman que embarcaremos a primera hora de la
mañana, a las 8, así que tras la cena nos hacen una sencilla despedida y
pasamos las últimas horas compartiendo un rato de ocio con nuestros compañeros
antárticos. En fin, ha sido un día de baja actividad a la espera de empezar
otra fase de la campaña.
Miguel Ángel de Pablo
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