jueves, 8 de enero de 2015

Empezando con buen pie en Byers

Campamento Byers, 8 de Enero de 2010

Tras haber sido declarado abierto el campamento Byers, amanece nuestro primer día en este paraíso. Nada más salir del saco ni te imaginas que al otro lado de la cremallera de la tienda de campaña, que hace las veces de puerta, te vas a encontrar la playa y las vistas más espectaculares que hasta entonces habías podido disfrutar. Tras desayunar con nuestros compañeros de aventura y preparados para comenzar el primer día de trabajo, comenzamos la subida hacia nuestra zona de estudio, la cuenca del lago "Limnopolar", acompañados de un sol radiante y sin apenas viento.

A pesar de encontrarnos aun más nieve de lo esperado, nuestro día ha sido como una de esas canciones que comienzan despacio  y sin fuerzas y terminan boyantes y cargadas de sensaciones, porque este lugar lo merece, mires por donde mires encuentras un escenario o un paisaje nuevo y mágico.

Byers es difícil de explicar con palabras, es la máxima expresión del significado de aventura, la verdadera Antártida. Un símbolo en el que el tiempo vuela porque lo disfrutas verdaderamente. Montañas infinitas, playas, nieve, sol, ciencia, ganas, esfuerzo, silencio, risas, trabajo, trabajo y trabajo, ¿Que más se puede pedir?.

 Iniciamos el ascenso a nuestra zona de estudio dejando atrás el Campamento Byers.

Hemos conseguido descubrir casi un tercio de los sensores de temperatura del suelo y los mininivometros, algunos de ellos han quedado atrapados en una capa gruesa de hielo formada en la superficie del terreno, por lo que mañana subiremos para ver si la naturaleza y las buenas temperaturas nos han echado una mano para recuperar los sensores.

Una vez terminada nuestra tarea, volvemos al campamento dando un rodeo, porque no nos podemos perder las vistas de las playas,islotes y montañas que aparecen y desaparecen tras innumerables nubes.

Llegamos al campamento, y antes de sentarnos a comer-merendar-cenar, bajamos a la playa donde tenemos nuestras cajas con el material científico, para preparar las mochilas de mañana. Es curioso, pero ya estamos acostumbrados a tener como espectadores a focas, pinguinos y elefantes marinos. No confian en nosotros, pero tampoco se deben sentir del todo incomodos con nuestra presencia, porque en la puerta del módulo científico lleva dos días un joven elefante marino. Sin palabras.

Preparando material para el día siguiente


Hasta mañana!!!!

Cayetana Recio

miércoles, 7 de enero de 2015

Apertura del Campamento Byers.

Peninsula Byers, Isla Livingston, 7 de Enero de 2015

Hoy ha sido un día largo y agotador. Antes de las 7 de la mañana ya estábamos desayunando para luego tomar nuestros equipajes y prepararnos para saltar (esta vez, literalmente, debido al fuerte oleaje) a las embarcaciones que nos llevarían a las playas de la península Byers. Y es que sólo en los momentos de marea baja se puede acceder a esta zona debido a los bajíos. Desde el buque ya avistamos la península. Y muy nevada, más de lo que nos gustaría para poder trabajar. Así que sin haber llegado a playa ya nos esperamos una dura fase de trabajo en Byers, paleando nieve para localizar los sensores.

Península Byers, completamente nevada, vista desde el BIO Hespérides.

Repartidos en dos embarcaciones nos dirigimos a las playas de Byers. Allí nos reciben numerosos (y enormes) elefantes marinos y algún que otro petrél y pingüinos. Descargamos todo el material de las embarcaciones y comenzamos a portear en pequeños trineos las cosas más importantes hacia los dos pequeños módulos de fibra de vidrio que constituyen el grueso del Campamento Byers.

Subiendo y bajando a la playa pasamos varias horas recogiendo el material que las embarcaciones continúan acercándonos desde el buque, ayudados por varios miembros del Hespérides.

Cayetana paleando nieve para liberar la puerta de uno de los módulos del campamento, parcialmente enterrado en la nieve.

Luego, con el grueso de la carga cerca del campamento, comenzamos la instalación de las tiendas de campaña. Un trabajo complicado por la nieve. Hacemos una pequeña parada para tomarnos un descanso y comer unos bocadillos y fruta que nos han preparado en el Hespérides, antes de continuar después con la instalación del "Scot" (como llamamos a nuestro pequeño retrete) y organizar un poco el interior del módulo del vida, mientras los técnicos de montaña (Curro e Iñaki) dan los últimos retoques a las comunicaciones, y la instalación eléctrica.

El campamento Byers prácticamente listo para habitarlo.

Como que no quiere la cosa, han pasado muchas horas de trajín y hasta más de las 11 de la noche no paramos para tomar nuestra primera cena: una ensalada con pasta en la que el toque personal de Cayetana. Una rica cena y un brindis por una buena campaña son lo último para acabar el día e irnos a dormir a nuestros sacos en las playas del Sur de península Byers.

Un té caliente al final del primer día en el módulo de vida antes de ir a dormir a nuestras tiendas de campaña. De izquierda a derecha, Curro (técnico de montaña), Cayetana (Permfrost), Manolo, Alberto y Antonio (Virus), e Iñaki (técnico de montaña).

Hace horas que el BIO Hespérides desapareció en el horizonte. Ahora ya sólo las comunicaciones por radio y un teléfono satélite para emergencias nos une con el mundo. Y así quedamos siete personas a nuestra suerte en este fantástico y remoto rincón de la Antártida. Comienza la aventura.

M.A. de Pablo

martes, 6 de enero de 2015

Despedida y navegación

A bordo, en la mar, a 6 de Enero de 2015

Ayer fue nuestro último día en Decepción… un día de esos que pasamos a la espera de salir de esa zona para empezar de nuevo en otro de nuestros emplazamientos de trabajo. Pero no fue un día aburrido, porque tuvimos la visita del BIO Hespérides, que tenía que descargar gran cantidad de material a la vez que nuevos científicos. Aprovechando todas las operaciones, bajaron a visitar la base los numerosos investigadores oceanográficos del proyecto PEGASUS, que realizan campaña en el buque entre las Shetland del Sur y las Islas Orcadas del Sur. Nosotros ayudamos a ir colocando los víveres recién desembarcados antes de la comida de recepción a los investigadores visitantes.

En este desembarco también llegaron algunos nuevos científicos para la BAE Gabriel de Castilla, todos ellos viejos conocidos de anteriores campañas. Pero fue nuestro último día en la BAE, así que poco pudimos charlar con ellos. De hecho, a media tarde llegó el turno de despedirnos de todos nuestros compañeros antárticos con los que hemos compartidos estos pocos días de trabajo en La Base Gabriel de Castilla. Sin duda, una despedida que no queríamos que llegara, pero nuevas aventuras en otros rincones de la Antártida nos esperan.

Tras un embarque un poco complicado por el fuerte oleaje que había, embarcamos en el BIO Hespérides, y partimos rumbo a la BAE Juan Carlos I en isla Livingston para embarcar a los dos técnicos de montaña que nos apoyarán en el campamento Byers, nuestro siguiente destino. La travesía no se las prometía muy buena, porque una fuerte tormenta de viento nos estuvo azotando mientras salíamos por los fuelles de Neptuno y, tal y como dice la tradición, brindamos (esta vez con cerveza, no había champán) para volver por estas tierras, y por el trabajo concluido en esta isla. Como el buque estaba lleno de científicos, muchos más que para los que tiene capacidad, nos tocó dormir en el sofá de la cámara de oficiales… no es un camarote propio, pero la verdad es que no dormimos nada mal, incluso con lo que se movía el barco por la tormenta, que fue amainando a lo largo de la noche.

Esta mañana, mañana de reyes, despertamos pronto y pudimos desayunar un buen roscón de reyes que prepararon los reposteros del buque para este día tan especial. Nosotros pudimos abrir nuestros regalos, que nos entregó un paje de Gabriel de Castilla el día anterior: una cantimplora, y un par de mapas antárticos…. ¡Qué ilusión!

Y hoy hemos pasado el día fondeados frente a la BAE Juan Carlos I, y por la tarde hemos emprendido rumbo a península Byers. Mañana nos desembarcan temprano para poder aprovechar la marea y así tener todo el día para poder abrir el campamento: limpiar los módulos, arrancar las comunicaciones, montar las tiendas de campaña, organizar la comida y material del campamento… Mañana será un día duro, así que vamos a darnos las últimas duchas para los siguientes veinte días, y luego a la cama (bueno, al sofá).

M.A. de Pablo

domingo, 4 de enero de 2015

Despedida de Decepción

Isla Decepción, 4 de enero de2015

A pocas horas de partir hacia Byers en el Hespérides y para terminar nuestra estancia en isla Decepción con broche de oro, hemos participado en un simulacro de evacuación por el sureste de la isla, lo que se ha convertido en nuestra última excursión en la isla con casi todos los miembros de la base. Así que hemos ido a bahía balleneros, un lugar con encanto y estructuras abandonadas.  Su nombre viene porque antes de las erupciones que sufrió esta isla en los años 70 había implantada aquí una factoría ballenera donde se despiezaban las ballenas para extraer aceite que se almacenaba temporalmente en grandes depósitos que aún hoy se yerguen oxidados cerca de la playa.

Antiguos depósitos de aceite de la ya desaparecida factoría ballenera de Isla Decepción

 En 1912, la empresa noruega Bugge Hektor Whaling Company instaló esta factoría ballenera permanente en Caleta Balleneros, estableciendo una colonia en la que vivirán más de 300 personas. Se trata de uno de los primeros asentamientos humanos en la Antártida. Esta factoría funcionó de forma ininterrumpida hasta 1931, llegando a producir este último año más de 3.600.000 barriles de aceite, además de carne y huesos de ballenas.

Balleneros es un lugar mágico a la par que fantasmagórico, lleno de restos de barcas, casas y huesos de ballenas, todo ello envuelto en una neblina con olor a azufre que emana de la playa debido a la intensa actividad geotérmica en la zona.

Bahía Balleneros y sus ruinas envuelta en las brumas de los gases volcánicos

Una vieja barca ballenera semienterrada en la ceniza volcánica reposa para siempre en la playa

Continuamos la mañana subiendo montañas nevadas hasta llegar a la Ventana del Chileno, una forma cóncava de las montañas de la isla que permite asomarse hacia mar abierto y disfrutar de las espectaculares vistas de los Fuelles de Neptuno y, hoy, entre las brumas, el continente antártico. La llamada Ventana del Chileno es una apertura del terreno que cuando la factoría estaba en pleno auge se realizaba un turno de vigilancia entre los chilenos allí trabajando para ver cuando pasaban ballenas cercas para ir a capturarlas.

Los miembros de la expedición "asomados" a la Ventana del Chileno


Pero continuamos ascendiendo para continuar por la posible ruta de evacuación de la isla, ascendiendo por las últimas estribaciones del Sur  del Monte Pont (la cima más alta de Isla Decepción con 539 m), hasta Punta Sureste, desde donde hemos podido observar, a lo lejos los peñascos de Morro Baily, y su gran  colonia de pingüinos, mientras en el horizonte se dejaban entrever los glaciares de la Isla Livingston y grandes icebergs en Mar de Bransfiel.


Morro Baily desde Punta Sureste, y los glaciares de isla Livingston en el horizonte

Aunque no hemos llegado a completar la ruta de evacuación porque se hacía la hora de regresar a comer a la base, hemos disfrutado de fantásticas vistas de la isla Decepción, como decíamos, un broche de oro para nuestra estancia en la isla.

Impresionante vistas del exterior de los Fuelles de Neptuno vistos desde Punta Sureste

Pero ni siendo domingo ni nuestro último día completo en la isla dejamos de trabajar. Por la tarde se han recogido los sensores de temperatura situados en el interior y bajo la Base Gabriel de Castilla, necesarios para el TFM de Cayetana y hemos terminado de empaquetar nuestro material y de hacer nuestras maletas, listas ya para nuestra siguiente aventura científica en Byers.


Cayetana Recio Blitz

sábado, 3 de enero de 2015

De todo un poco

Isla Decepción, 3 de enero de 2015

Una vez acabado el trabajo fundamental, hoy hemos dedicado parte de la mañana a localizar unos sondeos que nos cedieron los investigadores del Centro de Astrobiología que los perforaron en la zona de Cerro Caliente en el año 2010. Excepto dos de ellos, los otros dos, debido a la nieve, nunca hemos sido capaces de localizarlos.... Así que hoy hemos hecho un nuevo intento, a la vez que aprovechar para medir la temperatura en los otros dos que si tenemos ubicados.

Y es que la zona de Cerro Caliente se trata de una zona de alta protección antártica (para la que hemos tenido que pedir un permiso especial de acceso al Comité Polar Español) en la que se localiza una importante anomalía geotérmica. De hecho su cumbre apenas se cubre de nieve durante el invierno porque rápidamente se funde debido al calor de la superficie. Hoy hemos estado midiendo hasta 25ºC en la superficie (cuando el terreo circundante está a unos 5º), y de hasta 70ºC a apenas unos 20 cm de la superficie. Y este año no se ven fumarolas en la zona, pero en otras ocasiones, salían vapores de la superficie, y el terreno alcanzaba más de 100ºC.

Cayetana introduciendo la sonda de temperatura en uno de los sondeos de Cerro Caliente

Pues bien, tras medir la temperatura agachados para soportar los embistes de las fuertes ráfagas de viento, hemos salido de la zona protegida para dirigirnos a la base para retomar el empaquetado de nuestro material y así dejarlo dispuesto para la siguiente fase. Pero por la tarde, como buenos culos inquietos, hemos estado, Cayetana apoyando las tareas de control de la erosión costera al frente de la base, y Miguel Ángel recogiendo unos sensores de un experimento temporal que teníamos aún en las proximidades de la base.

Por la noche, en la reunión diaria de todos los habitantes de la base, nos han confirmado que el BIO Hespérides pasa a recogernos el día 5 de Enero, así que ya sólo nos queda un día completo en esta base antes de marchar y dejár atras a tan buenos amigos antárticos como hemos hecho. Pero otras aventuras nos esperan en otros rincones de este territorio helado.

M.A. de Pablo

viernes, 2 de enero de 2015

Acabando en Cráter Lake

Isla Decepción, 2 de Enero de 2015

Ya pasadas lasfiestas de Nochevieja y Año nuevo, hoy hemos realizado la última de las ascensiones a nuestra zona de estudio en Crater Lake. Y ha sido una ascensión un tanto particular, porque hemos aprovechado la energía del desayuno para ascender primero más allá, hasta la parte alta de las laderas de las montañas que rodean la isla, en la falda del monte Kirkwood. El propósito ha sido tomar fotos panorámicas de toda nuestra zona de estudio desde una posición elevada con el fin de poder usarlas dentro de un Sistema de Información Geográfica en el que pretendemos ir integrando todos nuestros datos. Algo así como hacer una foto de satélite, pero desde un punto alto en vez desde muy arriba en la órbita de la Tierra.

La ascensión ha sido corta, pero relativamente dura, especialmente porque a medida que ganábamos altitud, la nieve estaba muy dura y hemos tenido que ir aprendiendo del comandante de la base, que nos acompañaba, junto con uno de los cocineros, el uso apropiado de las raquetas de nieve en zonas de muy alta pendiente y suelos helados... Una aventura que hemos conseguido resolver con éxito alcanzando un risco con vistas fantásticas de la zona de estudio.

Vistas de nuestra zona de estudio (llanura nevada en primer término), y de parte de la isla Decepción

Una vez tomadas las fotografía hemos descendido hasta nuestra zona para reponer, ahora ya sí, todos los sensores de temperatura de nuestras estaciones de medida, dejando así todas ellas lista par aun nuevo año de mediciones... Esperamos que todos funcionen correctamente y el año que viene podamos estar de nuevo por estas tierras heladas (esperemos que menos nevadas) del Sur. Y con esto acabamos nuestro trabajos fundamentales en isla Decepción.

El comandante de la base y Cayetana en el camino de descenso desde las laderas del monte Kirkwood

Y es que este año ha sido un poco peculiar por toda la nieve que se ha acumulado, incluso para estas fechas tan tempranas, en nuestra zona de estudio. De hecho podríamos decir que este ha sido el año de las raquetas de nieve y del palear y palear... perol hemos hecho con la inestimable ayuda de la dotación de la base. La verdad es que se agradece todo el esfuerzo que han estado poniendo para que nosotros pudiéramos sacar adelante la mayor cantidad de trabajo posible. Aunque no podemos decir que hemos concluído con un 100% de éxito, hemos realizado la inmensa mayoría de las tareas. De hecho, si no fuera porque nos han asignado una campaña en Isla Decepción demasiado temprana, habríamos podido medir el espesor de la capa activa (esa parte superior del suelo que se congela en invierno y se descongela en verano). Pero bueno, estas cosas pasan. Y después del desastre de Byers del año pasado en el que no pudimos ir y hemos perdido unos 2 años de datos, ésto es un mal menor. Y es que en la ciencia antártica, uno debe adaptarse a la logística, a las condiciones climáticas, a la escasez de tiempo,... Pero a pesar de todo, los que decidimos querer trabajar en estas condiciones sabemos a lo que nos exponemos trabajando en la Terra Incognita Australis. Y a nosotros nos ha picado el gusanillo antártico.

M.A. de Pablo

jueves, 1 de enero de 2015

Navidades fuera de casa

Isla Decepción, 1 de Enero de 2015

En botas de montaña, gorro, guantes y rodeados de nieve Miguel Ángel y yo pasamos la Navidad fuera de casa, en la Base Gabriel de Castilla, alejados de nuestro país de origen, pero disfrutando de las ricas costumbres de la Antártida. Una de nuestras fiestas preferidas, la noche de Fin de Año y de un modo no muy común en España,  tomamos las uvas dos veces, una a la hora española, y otra a la hora local, y siempre acordándonos de nuestras raíces y nuestra gente.

La Navidad es una época familiar que tradicionalmente ha sido defendida como una celebración religiosa, en la que todos debemos ser felices y mantenernos unidos. Si bien estas cuestiones se han ido perdiendo poco a poco con el paso de los años, es normal sentir algo de tristeza en estas fiestas, porque en momentos pasados las vivimos, felices, con aquellos familiares y amigos que ya no están.
Sentimos que la Navidad ya no es la misma porque esas personas ya no están, pero se nos olvida una cosa: la Navidad puede seguir siendo vivida con alegría y con felicidad, si la tomamos como otro momento más en nuestras vidas, como otra época más del año, en la que se reúne la familia y en la que hacemos regalos.


No importa si a la vez que brindas por un año nuevo las lágrimas se te escapan, no importa si ríes mientras les recuerdas, sólo tienes que tener bien presente que el hecho de que hayas perdido a alguien a quien quieres no implica que la vida no siga su curso ni debes de sentirte culpable por ello.

Seguro que tenemos bellos motivos por lo que sonreír cada día y seguro que no tenemos por qué pasar solos las Navidades: familia, amigos, compañeros… Todos ellos pueden ayudarnos en esos momentos que creemos difíciles pero, sobre todo, nos ayudarán a mostrar la mejor de nuestras sonrisas a la vida y porqué no, dedicársela a quien hemos perdido, porque si no lo hacemos por nosotros mismos, hagámoslo por él, por ella o por ellos.

En definitiva, la Navidad se trata de estar juntos, pero sobre todo de disfrutar, un aspecto al que ayudaría relativizar el concepto de familia y el de echar de menos, ya que, hoy en día, con las nuevas tecnologías, estar cerca o lejos se ha desdibujado.


Y es por ello por lo que nosotros hemos sido capaces, a pesar de tener a nuestros seres queridos lejos, de divertirnos, disfrutar y brindar por la vida con toda la dotación científica y militar de la Base Gabriel de Castilla, incluso con agradables sorpresas de la visita de Papa Noel o la compañía de la tripulación del Hespérides que nos visitó hace unos días para desearnos feliz navidad.


Cayetana Recio Blitz