Tras haber sido declarado abierto el campamento Byers, amanece nuestro primer día en este paraíso. Nada más salir del saco ni te imaginas que al otro lado de la cremallera de la tienda de campaña, que hace las veces de puerta, te vas a encontrar la playa y las vistas más espectaculares que hasta entonces habías podido disfrutar. Tras desayunar con nuestros compañeros de aventura y preparados para comenzar el primer día de trabajo, comenzamos la subida hacia nuestra zona de estudio, la cuenca del lago "Limnopolar", acompañados de un sol radiante y sin apenas viento.
A pesar de encontrarnos aun más nieve de lo esperado, nuestro día ha sido como una de esas canciones que comienzan despacio y sin fuerzas y terminan boyantes y cargadas de sensaciones, porque este lugar lo merece, mires por donde mires encuentras un escenario o un paisaje nuevo y mágico.
Byers es difícil de explicar con palabras, es la máxima expresión del significado de aventura, la verdadera Antártida. Un símbolo en el que el tiempo vuela porque lo disfrutas verdaderamente. Montañas infinitas, playas, nieve, sol, ciencia, ganas, esfuerzo, silencio, risas, trabajo, trabajo y trabajo, ¿Que más se puede pedir?.
Iniciamos el ascenso a nuestra zona de estudio dejando atrás el Campamento Byers.
Hemos conseguido descubrir casi un tercio de los sensores de temperatura del suelo y los mininivometros, algunos de ellos han quedado atrapados en una capa gruesa de hielo formada en la superficie del terreno, por lo que mañana subiremos para ver si la naturaleza y las buenas temperaturas nos han echado una mano para recuperar los sensores.
Una vez terminada nuestra tarea, volvemos al campamento dando un rodeo, porque no nos podemos perder las vistas de las playas,islotes y montañas que aparecen y desaparecen tras innumerables nubes.
Llegamos al campamento, y antes de sentarnos a comer-merendar-cenar, bajamos a la playa donde tenemos nuestras cajas con el material científico, para preparar las mochilas de mañana. Es curioso, pero ya estamos acostumbrados a tener como espectadores a focas, pinguinos y elefantes marinos. No confian en nosotros, pero tampoco se deben sentir del todo incomodos con nuestra presencia, porque en la puerta del módulo científico lleva dos días un joven elefante marino. Sin palabras.
Preparando material para el día siguiente
Hasta mañana!!!!
Cayetana Recio
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