Isla Decepción, 1 de Enero de 2015
En botas de montaña, gorro, guantes y rodeados de nieve Miguel Ángel y
yo pasamos la Navidad fuera de casa, en la Base Gabriel de Castilla, alejados
de nuestro país de origen, pero disfrutando de las ricas costumbres de la
Antártida. Una de nuestras fiestas preferidas, la noche de Fin de Año y de un
modo no muy común en España, tomamos las
uvas dos veces, una a la hora española, y otra a la hora local, y siempre acordándonos
de nuestras raíces y nuestra gente.
La Navidad es una época familiar que
tradicionalmente ha sido defendida como una celebración religiosa, en la que todos
debemos ser felices y mantenernos unidos. Si bien estas cuestiones se han
ido perdiendo poco a poco con el paso de los años, es normal sentir algo de
tristeza en estas fiestas, porque en momentos pasados las vivimos, felices, con
aquellos familiares y amigos que ya no están.
Sentimos que la Navidad
ya no es la misma porque esas personas ya no están, pero se nos olvida una
cosa: la Navidad puede seguir siendo vivida con alegría y con felicidad, si la tomamos como otro momento más
en nuestras vidas, como otra época más del año, en la que se reúne la familia y
en la que hacemos regalos.
No importa si a la vez
que brindas por un año nuevo las lágrimas se
te escapan, no importa si ríes mientras les recuerdas, sólo tienes que tener
bien presente que el hecho de que hayas perdido a alguien a quien quieres no
implica que la vida no siga su curso ni debes de sentirte culpable por ello.
Seguro que tenemos
bellos motivos por lo que sonreír cada
día y seguro que no tenemos por qué pasar solos las Navidades: familia, amigos,
compañeros… Todos ellos pueden ayudarnos en esos momentos que creemos difíciles
pero, sobre todo, nos ayudarán a mostrar la mejor de nuestras sonrisas a la
vida y porqué no, dedicársela a quien hemos perdido, porque si no lo hacemos
por nosotros mismos, hagámoslo por él, por ella o por ellos.
En definitiva, la
Navidad se trata de estar juntos, pero sobre todo de disfrutar, un aspecto al
que ayudaría relativizar el concepto de familia y el de echar de menos, ya
que, hoy en día, con las nuevas tecnologías, estar cerca o lejos se ha
desdibujado.
Y es por ello por lo que nosotros hemos sido
capaces, a pesar de tener a nuestros seres queridos lejos, de divertirnos,
disfrutar y brindar por la vida con toda la dotación científica y militar de la
Base Gabriel de Castilla, incluso con agradables sorpresas de la visita de Papa
Noel o la compañía de la tripulación del Hespérides que nos visitó hace unos
días para desearnos feliz navidad.
Cayetana Recio Blitz
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