Hoy ha sido un día largo y agotador. Antes de las 7 de la mañana ya estábamos desayunando para luego tomar nuestros equipajes y prepararnos para saltar (esta vez, literalmente, debido al fuerte oleaje) a las embarcaciones que nos llevarían a las playas de la península Byers. Y es que sólo en los momentos de marea baja se puede acceder a esta zona debido a los bajíos. Desde el buque ya avistamos la península. Y muy nevada, más de lo que nos gustaría para poder trabajar. Así que sin haber llegado a playa ya nos esperamos una dura fase de trabajo en Byers, paleando nieve para localizar los sensores.
Península Byers, completamente nevada, vista desde el BIO Hespérides.
Repartidos en dos embarcaciones nos dirigimos a las playas de Byers. Allí nos reciben numerosos (y enormes) elefantes marinos y algún que otro petrél y pingüinos. Descargamos todo el material de las embarcaciones y comenzamos a portear en pequeños trineos las cosas más importantes hacia los dos pequeños módulos de fibra de vidrio que constituyen el grueso del Campamento Byers.
Subiendo y bajando a la playa pasamos varias horas recogiendo el material que las embarcaciones continúan acercándonos desde el buque, ayudados por varios miembros del Hespérides.
Cayetana paleando nieve para liberar la puerta de uno de los módulos del campamento, parcialmente enterrado en la nieve.
Luego, con el grueso de la carga cerca del campamento, comenzamos la instalación de las tiendas de campaña. Un trabajo complicado por la nieve. Hacemos una pequeña parada para tomarnos un descanso y comer unos bocadillos y fruta que nos han preparado en el Hespérides, antes de continuar después con la instalación del "Scot" (como llamamos a nuestro pequeño retrete) y organizar un poco el interior del módulo del vida, mientras los técnicos de montaña (Curro e Iñaki) dan los últimos retoques a las comunicaciones, y la instalación eléctrica.
El campamento Byers prácticamente listo para habitarlo.
Como que no quiere la cosa, han pasado muchas horas de trajín y hasta más de las 11 de la noche no paramos para tomar nuestra primera cena: una ensalada con pasta en la que el toque personal de Cayetana. Una rica cena y un brindis por una buena campaña son lo último para acabar el día e irnos a dormir a nuestros sacos en las playas del Sur de península Byers.
Un té caliente al final del primer día en el módulo de vida antes de ir a dormir a nuestras tiendas de campaña. De izquierda a derecha, Curro (técnico de montaña), Cayetana (Permfrost), Manolo, Alberto y Antonio (Virus), e Iñaki (técnico de montaña).
Hace horas que el BIO Hespérides desapareció en el horizonte. Ahora ya sólo las comunicaciones por radio y un teléfono satélite para emergencias nos une con el mundo. Y así quedamos siete personas a nuestra suerte en este fantástico y remoto rincón de la Antártida. Comienza la aventura.
M.A. de Pablo
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