martes, 6 de enero de 2015

Despedida y navegación

A bordo, en la mar, a 6 de Enero de 2015

Ayer fue nuestro último día en Decepción… un día de esos que pasamos a la espera de salir de esa zona para empezar de nuevo en otro de nuestros emplazamientos de trabajo. Pero no fue un día aburrido, porque tuvimos la visita del BIO Hespérides, que tenía que descargar gran cantidad de material a la vez que nuevos científicos. Aprovechando todas las operaciones, bajaron a visitar la base los numerosos investigadores oceanográficos del proyecto PEGASUS, que realizan campaña en el buque entre las Shetland del Sur y las Islas Orcadas del Sur. Nosotros ayudamos a ir colocando los víveres recién desembarcados antes de la comida de recepción a los investigadores visitantes.

En este desembarco también llegaron algunos nuevos científicos para la BAE Gabriel de Castilla, todos ellos viejos conocidos de anteriores campañas. Pero fue nuestro último día en la BAE, así que poco pudimos charlar con ellos. De hecho, a media tarde llegó el turno de despedirnos de todos nuestros compañeros antárticos con los que hemos compartidos estos pocos días de trabajo en La Base Gabriel de Castilla. Sin duda, una despedida que no queríamos que llegara, pero nuevas aventuras en otros rincones de la Antártida nos esperan.

Tras un embarque un poco complicado por el fuerte oleaje que había, embarcamos en el BIO Hespérides, y partimos rumbo a la BAE Juan Carlos I en isla Livingston para embarcar a los dos técnicos de montaña que nos apoyarán en el campamento Byers, nuestro siguiente destino. La travesía no se las prometía muy buena, porque una fuerte tormenta de viento nos estuvo azotando mientras salíamos por los fuelles de Neptuno y, tal y como dice la tradición, brindamos (esta vez con cerveza, no había champán) para volver por estas tierras, y por el trabajo concluido en esta isla. Como el buque estaba lleno de científicos, muchos más que para los que tiene capacidad, nos tocó dormir en el sofá de la cámara de oficiales… no es un camarote propio, pero la verdad es que no dormimos nada mal, incluso con lo que se movía el barco por la tormenta, que fue amainando a lo largo de la noche.

Esta mañana, mañana de reyes, despertamos pronto y pudimos desayunar un buen roscón de reyes que prepararon los reposteros del buque para este día tan especial. Nosotros pudimos abrir nuestros regalos, que nos entregó un paje de Gabriel de Castilla el día anterior: una cantimplora, y un par de mapas antárticos…. ¡Qué ilusión!

Y hoy hemos pasado el día fondeados frente a la BAE Juan Carlos I, y por la tarde hemos emprendido rumbo a península Byers. Mañana nos desembarcan temprano para poder aprovechar la marea y así tener todo el día para poder abrir el campamento: limpiar los módulos, arrancar las comunicaciones, montar las tiendas de campaña, organizar la comida y material del campamento… Mañana será un día duro, así que vamos a darnos las últimas duchas para los siguientes veinte días, y luego a la cama (bueno, al sofá).

M.A. de Pablo

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