Parecía que nunca íbamos a lograrlo, pero finalmente hemos conseguido encontrar (después de dos días) y abrir el sondeo de 15 metros que tenemos cerca de la cima del Monte Reina Sofía. Es la misma historia los últimos años, pero cada vez peor. Un sondeo que hace ocho años se hizo en un lugar que nunca tenía nieve en verano, ahora esta permanentemente cubierto por la nieve y el hielo. Y lo que hace seis años era una capa de nieve de unos 10 cm, este año han sido 2,70 metros!!. Así que llevamos tres días excavando nieve... No. no es nuevo para nosotros, pues es lo que llevamos haciendo toda la campaña, pero en ningún sitio hemos tenido que exvacar 3 metros para alcanzar nuestros sensores.
Y si sólo fuera nieve el problema no sería más que hecharle tiempo paleando. El problema en realidad es que en el fondo había más de 80 cm de hielo. Y bien duro... Hemos tenido que aplicar todo tipo de técnicas para conseguir romperlo y alcanzar la caja que protege el sondeo... Por tener, hemos tenido que usar hasta una bomba de achique que nos ha prestado Óscar, el especialista de nautica de la base. Así que con una batería y una bomba, hemos tenido que ir sacando el agua que se ha ido acumulando poco a poco en el interior del sondeo, que ya estaba haciendo que aquello pareciera una bañera en el glaciar.
Cayetana excavando nieve y hielo para acceder al bidón rojo que marca la posición de nuestro sondeo
Así que hemos acabado con un agujero estrecho con casi 3 metros de profundidad que nos ha hecho la vida muy complicada para poder sacar y reponer los sensores... Tumbados cabeza abajo en el agujero hemos tenido que hacer contorsionismo para poder maniobrar en el interior. Pero finalmente... hemos conseguido el reto de reponer los sensores, tras lo cual hemos vuelto a cubrir el enorme pozo con nieve para no alterar las medidas...
Haciendo contorsionismo para poder alcanzar la boca del sondeo en el pozo de hielo y nieve
En fín, tres días de duro trabajo en el glaciar que nos ha dejado los huesos un poco molidos a los dos. Y también ateridos de frío, porque aunque en el interior del pozo hacía mejor que fuera, en la superficie, la continua lluvia, el tener los pies metidos en el agua que iba inundando el pozo y el estar tumbados en el hielo nos ha dejado completamente empapados. Pero cuando hemos acabado el clima nos ha recompensando levantando un poco la niebla para poder ver algunas bonitas vistas (cuyas fotos, creednos, no le hacen justicia a lo que ven nuestros ojos) de Bahía Falsa, al otro lado de la península Hurd donde nos encontramos.
Vistas de los glaciares que descienden de las montañas Friesland llegando a Bahía Sur
Finalmente, cansados pero contentos por el trabajo bien hecho, regresamos a la base y podemos decir aquello de ¡reto superado! ¡Vamos a por el siguiente!
M.A. de Pablo
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