Isla Livingston, Antártida, 26 de Febrero de 2016
Si ayer fue un día largo, hoy no lo iva a ser menos. La pobre Ana Salomé, que ya estaba cansada, ayer reventó tras el largo día en Byers. Pero lo disfrutó mucho porque a cada paso no dejaba de decir lo bonito y fascinante que era la península. Sin duda me sirvió de recordatorio de porque creo que esta fase en Byers en la mejor de toda la campaña. Hoy no hemos tenido que recorrer mucho, pero ha sido un día de mucho trabajo en nuestra zona de estudio en la cuenca del lago Limnopolar. Anoche habíamos preparado los macutos con casi 30 kg de piquetas metálicas (por cierto, donadas por el padre de Manuel Prieto, quien con todo su cariño nos las cortó y afiló para poder instalarlas en nuestra zona de estudio), maza, 100 metros de cuerda, decenas de sensores, una cámara fotográfica automática, nuestra pica de permafrost (hecha el año pasado por Vila, el técnico motores de la BAE Juan Carlos I), los botes de pis (vacíos, claro, y es que Byers es una zona tan protegida de la Antártida que no se puede ni orinar en el campo), y algunas chocolatinas para picar.
Tras desayunar (un poco tarde, la verdad, porque se nos pegó el sacó de dormir a prácticamente todos en el campamento), hemos salido hacia nuestra zona de estudio. Lo primero de todo ha sido recuperar los sensores de la estación de medida y poner los sensores nuevos que programé hace ya unos días. Luego hemos reinstalado el mástil del prototipo asegurándolo con más vientos e instalando un nuevo prototipo que durante el año pasado desarrollé con mi padre. Esperemos que la estación no vuelva a sufir daños este año. Luego hemos cambiado la cámara fotográfica automçatica, que el año pasado dio signos de que la pila interna estaba fallando, pero no teníamos repuesto. Tambien la hemos enfocado gracias a la pantalla del drone que nos ha prestado Vila en Juan Carlos I. Tras esto hemos instalado las picas metálicas, porque las de madera que instalé en el año 2009 ya están empezando a deteriorarse. Espero que las que hemos puesto ahora aguanten muchos más años. Con todo esto acabado, nos hemos puesto a hacer la media de la capa activa, es decir, a clavar la pica en el terreno en puntos preestablecidos con el fin de medir cuanto se ha fundido el suelo este año. Esto lo hemos empezado a las 15h, y al poco rato han pasado a visitarnos Antonio, Ana y Greta, que también estaban por la zona. Hemos charlado con ellos un minuto y hemso continuado hasta casi las 5 de la tarde. Y es que la falta de nieve ha permitido hacer el trabajo relativamente rápido, aunque eso también implicaba que nos hundíamos continuamente enlas arenas movedizas que hay en nuestra malla de estudio. A veces hasta las botas se nos quedaban completamente enganchadas y nos costaba un buen rato sacar el pie sin perder la bota o acabar reboado en el barro... Menos mal que sabemos que debajo el suelo está congelado y no nos hundimos demasiado. Mientras vamos haciendo esto, recogemos los sensores que el año pasado uen imposible encontrar debido a toda la nieve que había en la zona. Este año era solo agacharse y recogerlo. Pero este año corremos el riesgo de que los sensores estén estropeados y hayamos perdido los datos. Ya veremos.
Acabado esto, revisamos de nuevo los mástiles y volvemos al campamento. Hoy tampoco hemos comido y aunque ha hecho sol y bien tiempo todo el día, el cuerpo nota rápidamente la falta de calorías. Al menos el de la pobre Ana Salomé, que por adaptarse a mi ritmo de trabajo desenfrenado, tampoco para a comer ni beber. Así que cuando hemos llegado al campamento hemos dado buena cuenta de un poco de queso y embutido y mucha agua!. PEro estamos contentos. Ana Salomé ha podido conocer nuestra zona de estudio y ver en directo nuestro forma de trabajar con el fin de coordinarnos mejor con el equipo portugués. Y yo porque hemos conseguido hacer todo el trabajo programado para hoy.
Para cenar hemos invitado a los colegas Búlgaros, que anoche cenaron a la intemperie con un pequeño quemador de gas. Ha sido interesante. Cada uno estaba a su conversación, pero de vez en cuando cruzábamos conversaciones en español, portugués, o inglés, y además hemos podido subir más la temperatura del interior del módulo, que este año no hemos traido calefactor.
Hoy ha sido un bien día en Byers.
Buenas noches.
M.A. de Pablo
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