Mar de Brandsfield, Antártida, 29 de Enero de 2016
Anoche, mientras nos duchábamos y charlábamos con los colegas antárticos, el barco fue navegando hasta Bahía Sur, para fondear frente a la base Juan Carlos I. A primera hora del día hemos desembarcado el material del campamento Byers y embarcado a los dos científicos que quedaban en la base (uno de ellos nuestra antogua colega Cayetana). Y a mediodía hemos iniciado el viaje de regreso a España. De momento, el día de hoy ha sido el de disfrutar del mar de Brandsfield. Los glaciares de las isla Livingston, Greenwich, Nelson y Rey Jorge nos han ido despidiendo. El día soleado nos ha permitido pasar horas en la cubierta del barco, escondidos en rincones protegidos del viento, donde hemos contemplado los paisajes, sacado cientos de fotografías, y charlado con la enorme población del barco. Aventuras, anécdotas y demás conversaciones nos han permitido pasar el rato, olvidar por unas horas la ciencia que nos ha traído a este lugar, y disfrutar un poco del privilegio de trabajar en la Antártida. Así que como unos turistas cualquiera nos hemos hecho más que disfrutar de los espectaculares paisajes de naturaleza en estado puro.
Al final del día el buque a cambiado su derrota para poner rumbo hacia Ushuaia, a unos 1000 kilómetros de distancia. El comandante del buque nos ha reunido a todos para darnos la bienvenida a bordo (una vez más), hablarnos de las condiciones de seguridad y para comunicarnos que iniciábamos el cruce del llamado paso del Drake en el Mar de Hoces (en honor del navegante español que lo descubrió), que sería movidito desde mediodía del día siguiente y durante todo su noche. Así que con esta previsión, nos vamos mentalizando (y algunos tomando todo tipo de pastillas y medicamentos contra el mareo) de lo que nos espera. Son sólo tres días, pero tendremos que pagar nuestro privilegio de trabajar en la Antártida.
Anoche, mientras nos duchábamos y charlábamos con los colegas antárticos, el barco fue navegando hasta Bahía Sur, para fondear frente a la base Juan Carlos I. A primera hora del día hemos desembarcado el material del campamento Byers y embarcado a los dos científicos que quedaban en la base (uno de ellos nuestra antogua colega Cayetana). Y a mediodía hemos iniciado el viaje de regreso a España. De momento, el día de hoy ha sido el de disfrutar del mar de Brandsfield. Los glaciares de las isla Livingston, Greenwich, Nelson y Rey Jorge nos han ido despidiendo. El día soleado nos ha permitido pasar horas en la cubierta del barco, escondidos en rincones protegidos del viento, donde hemos contemplado los paisajes, sacado cientos de fotografías, y charlado con la enorme población del barco. Aventuras, anécdotas y demás conversaciones nos han permitido pasar el rato, olvidar por unas horas la ciencia que nos ha traído a este lugar, y disfrutar un poco del privilegio de trabajar en la Antártida. Así que como unos turistas cualquiera nos hemos hecho más que disfrutar de los espectaculares paisajes de naturaleza en estado puro.
Al final del día el buque a cambiado su derrota para poner rumbo hacia Ushuaia, a unos 1000 kilómetros de distancia. El comandante del buque nos ha reunido a todos para darnos la bienvenida a bordo (una vez más), hablarnos de las condiciones de seguridad y para comunicarnos que iniciábamos el cruce del llamado paso del Drake en el Mar de Hoces (en honor del navegante español que lo descubrió), que sería movidito desde mediodía del día siguiente y durante todo su noche. Así que con esta previsión, nos vamos mentalizando (y algunos tomando todo tipo de pastillas y medicamentos contra el mareo) de lo que nos espera. Son sólo tres días, pero tendremos que pagar nuestro privilegio de trabajar en la Antártida.
M.A. de Pablo
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