domingo, 28 de febrero de 2016

"Cierre" del campamento Byers.

Isla Livingston, Antártida, 28 de Febrero de 2016.

Hoy hemos acabado en Byers y la campaña. Esto implica el cierre del campamento. Bueno, en realidad no lo hemos cerrado en sentido estricto. Debido a que este año la población de Byers era mucho mayor de lo normal, sólo hemos abandonado el campamento. El buque chileno debería hacer sacado ayer al equipo de chilenos y chinos de aquí. Pero por lo visto, un problema grave de salud del piloto del helicóptero, más la niebla que ayer se cirnió sobre la península, no han hecho posible esa extracción. Y no pinta bien el asunto, porque la fecha más próxima que les dan de salida es el día 1 de Marzo.

Anoche nos confirmaron por radio que le buque Hespérides nos mandaría las embarcaciones para salir de Byers esta noche a las 8 en punto. Así que hemos dedicado el día a desmontar las tiendas de campaña, recoger el menaje, retirar comida,... aunque hemos dejado bastante comida a los colegas chilenos y chinos, porque ellos están comiendo comuda liofilizada, que es poco apetecible (aunque cumpla su función de alimentar). A las 18h ya estaba el campamento prácticamente desmantelado (para dejarlo impoluto yu que lo pudieran seguir usando los chilenos y chinos), y con la carga perfectamente preparada en la playa lista para ser embarcada.

Y el Hespérides estuvo a su hora en punto listo para la maniobra. Venía de la isla Decepción, de cerrar la base y recoger a todo el personal científico y militar y toda su carga. A las 8 menos unos minutos ya estaban dos embarcaciones varadas en la playa. Rápidamente preparamos una cadena humana para mover las cajas de material y toneletes de carga desde la playa hasta las embarcaciones. Pero no había sitio para personal, así que las embarcaciones regresaron al buque mientras nosotros nos enfundábamos los teletubies. Nos dio tiempo hasta para sentarnos en la playa a disfrutar del último atardecer por estas tierras tan especiales de la península Byers. Y también para darnos cuenta de que el viento estaba arreciando y que tendríamos un viaje movidito hasta el buque. Y no fue para menos. Con olas de casi dos metros no quedó más remedio que acabar un poco mojados. Bueno, la cara, que dentro del teletubie no entra agua. Meos mal que la embarcación estaba manejada por Santiago Muradas, un cabo histórico en las campañas Antárticas españolas. Primero a bordo del BIO Las Palmas, y ahora en el BIO Hespérides, ha ido el responsable de barquearnos hasta playas y costas de todo tipo en la Antártida. Año tras año hemos puesto nuestra seguridad en sus manos, y nunca hemos podido quejarnos de su profesionaliddad, previsión y buen manejo. Una persona peculiar, pero amable y afable que además este año ha cumplido el hito de haber cruzado ya 100 veces el famoso Drake. No creo que haya ningún otro marino del mundo que haya alcanzado esta cifra. Así que con semejante figura a la caña de la embarcación, el peligroso viaje se torna en un viaje más donde las olas y el agua que nos salpica no es más que motivo de risas y bromas, pues sabemos que en sus manos estamos a salvo.

Y fina Byers. A eso de las 9 ya estamos todo embarcados y secos. En la cubierta nos recibe nuestro amigo Cristobo, biólogo entrañable, amigo antártico, y director de la sede de Gijón del Instituto Español de Oceanografía. Con él compartimos campaña en Byers en el año 2009, y desde entonces es un placer compartir algunos ratiros y conversaciones por estas latitudes. Tras los saludos, y desenfundarnos los teletubies, bajamos a cenar pues nos están guardando un poco de cena a pesar de que el horario de cenas del buque hace ya tiempo que acabó. Luego nos repartimos por los distintos camarotes. Como el buque está haciendo su última subida a Suramérica puesto que ya acaba la campaña antártica, el barco está lleno de gente y nos toca dormir en el suelo con una esterilla y un saco de dormir. Son las incomodidades que aceptamos dado lo complicado que esto de la logística antártica. Mientras nos vamos acomodando descubrimos a los colegas científicos de los distintos proyectos que habíamos dejado en la base Gabriel de Castilla hace ya algunas semanas, así como a los miembros de la dotación que nos han estado facilitando el trabajo. Todos ellos mandan saludos a Manuel e intercambiamos anécdotas y preguntas sobre cómo han ido las últimas semanas. Es una sensación fantástica encontrarse de nuevo con todos ellos. Ahora que la campaña ya toca a sun fin y que todo parece haber salido bien o muy bien, es el momento de las risas, las bromas, las anécdotas,... Aunque cansados, con el trabajo acabado el ambiente que reina en el buque es fantástico.

Pero no podemos irnos a dormir sin una merecida ducha para recuperar la piel original, y desprendernos de la capa de mugre que ya empezaba a cubrirnos. Y es que aunque en Byers uno no se da cuenta, al calor del barco, la ropa empieza a oler un poco mal, así que nos damos la merecida ducha de agua caliente, nos ponemos ropa limpia y calzado cómodo (y no esas botas que nos estaban llenando de ampollas y magulladuras los pies) y a dormir!!!

M.A. de Pablo

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