jueves, 11 de febrero de 2016

De todo un poco

Isla Livingston, Antártida, 11 de Febrero de 2016

Hoy es un día en el que hemos hecho de todo.

Hemos desayunado en el primer turno (ya os contaremos que es esto de los turnos), y luego corriendo nos hemos ido a intentar realizar un envío de datos con a través de la Estación Espacial Internacional. El tener un doctor en telecomunicaciones en el equipo es lo que conlleva: poder hacer cosas exóticas y de lo más interesantes de cara a la futura autoimatización de las estaciones y el envío de datos a España. Así que en esta primera campaña de Manuel, estas pruebas de comunicaciones tienen una gran importancia.

El caso es que a primera hora de la mañana hemos conseguido escuchar a la Estación Espacial Internacional, y le hemos mandado una señal de radio con un mensaje sencillo. Así, apuntando con la antena al horizonte y dándole al botón del ordenador hemos estado un rato. Luego nos hemos ido a mirar en internet si se había recibido el mensaje en algún sitio de la Tierra... pero para nuestra desilusión, no ha sido así. No sabemos que ha podido fallar, pero no nos han escuchado en Tierra. La verdad es que sólo había una estación de recepción activa en Argentina, y no parece haber captado la señal, que que debería haber "rebotado" en la Estación Espacial. En todo caso, no desistimos, y Manuel se queda en la base para volver a intentarlo una hora después en el siguiente pase de la estación.
Manuel armado con sus "cacharros" para intentar contactar con la Estación Espacial Internacional

Mientras, Miguel Ángel, acompañado de nuevo por Tetyana, que le ha cogido gusto a esto de picar hielo, sube de nuevo al monte Reina Sofía para realizar tareas varias de mantenimiento de las estaciones y recuperar los sensores instalados allí. Una skúa nos estuvo ayudando a desenredar las cintas que sujetan una de nuestras estaciones...  cuanta amabilidad antártica. Cuando se aburrió de no conseguir llevarse la cinta, la skúa se alejó llevada por el fuerte viento que se comenzaba a soplar.
Una skúa intentando llevarse una cinta de sujección de la estación

Más tarde subieron Manuel con David, armados con la motosierra y gasolina de sobra para ir sacando más hielo e intentar alzancar la boca del sondeo enterrado en el hielo. La verdad es que es toda una ayuda.

David con la ayuda inestimable de la motosierra
Buscando el tesoro

Los siguientes intentos de comunicación con la Estación Espacial Internacional parece no haber sido exitosa en la segunda ocasión, así que como necesitamos la antena, la ha subido y la hemos instalado en un mástil que tenemos en la cima del monte para conectar, ya si, la pequeña estación meteorológica y que envíe los datos a España.

El resto de la mañana le echamos una mano a David y a Tetyana a ir sacando más bloques de hielo... este agujero empieza a asustar. Parece el pozo al fondo del infierno helado. Pero cada vez estamos más cerca de nuestro objetivo. Pero ya cansados de sacar tanto hielo, y agotados de soportar el fuerte viento que se ha levantado a media mañana, decidimos dar por terminada la tarea por hoy.

Sacando bloques de hielo para alcanzar nuestro sondeo

A la bajada del monte Reina Sofía, hemos aprovechado para recuperar sensores de otras estaciones y para colocar una cámara en modo captura de intervalo temporal (timelapse) que recogeremos el próximo día que subamos por ahí. Por la tarde hemos estado volcando datos y preparando el material para apoyar mañana a nuestros colegas portugueses en la zona del glaciar rocoso, al otro lado de la península Hurd. En fín, mañana os contamos la aventura.

M.A. de Pablo

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