miércoles, 24 de febrero de 2016

Preparando Byers

Isla Livngston, Antártida, 24 de Febrero de 2016

Las noticias han sido buenas para Manuel. Hoy volaba desde la Isla Rey Jorge hasta Punta Arenas. Con este salto ya está en el buen camino de regreso a casa.

Mientras tanto, yo hoy he estado preparando todo el material para Byers. No el material científico, que ayer ya estaba completamente listo, sino hechando una mano en lo que se podía a Iñaki e Hilo, los guías de montaña que nos darán el apoyo este año. Comida, menaje, sacos de dormir y esterillas, comunicaciones... de todo para abrir un "campamento ligero" como lo han denominado este año. Tan ligero que no vamos a tener ni "cuarto de baño". Parece mentira, pero a pesar de lo ligero y corto del campamento, entre material científico, personal y del campamento, al final nos llevamos 4 sacos de rafia llenos hasta los topes. Pero nada que ver al enorme volumen que se movía en otras campañas.
Bueno, a veces más que ayudar estaba molestando, pero es que estos días de espera, cuando ya tienes todo preparado son un poco agotadores. Charlando con unos y otros, asegurándose de que todo está colocado y organizado... y es que un pequeño olvido puede ser crucial en este lugar al que vamos, y donde no hay manera de conseguir nada que no se lleve. El año pasado nos olvidamos de la cafetera, y los que necesitaban de esta sustancia para sobrevivir se las tuvieron que ingeniar para fabricar algo con lo que "destilar" un café calemtito aceptable para las mañanas.

Lo malo del día de hoy ha sido el viento. Se ha ido levantando viento a lo largo del día, y aunque no es molesto en tierra, en la playa está produciendo olas que complican los embarques. El plan inicial era embarcar en el Sarmiento de Gamboa a primera hora de la noche tras su llegada a Bahía Falsa. Ya aburrido por la espera, acompañado de Tetyana (la médico de la base) y nuestra antigua colega Cayetana, nos hemos ido a ddar un paseo hasta el que llamamos "Pico radio", una loma cercana a la base y desde donde se divisa la entrada de la bahía. Hemos podido observar grandes icebergs, algunos pingüinos que habían escalado también la loma, y un atardecer entre la niebla. Y a lo lejos a aparecido el buque que ya nos venía a buscar.

Y como ocurre muchas veces en la Antártida, se ha tenido que cambiar los planes. Se ha acordado retrasar el embarque hasta las 5 de la madrugada, por si el viento bajaba un poco durante la noche y no era tan arriesgado el embarque. ¡Menos mal que no había deshecho la cama! Aprovecho para despedirme de la mayor parte de los que estaban en la base, ya que de madrugada soólo veré a unos pocos. Así que agotado por un día poco fructífero y de espera me voy a dormir, que en unas pocas horas tengo que madrugar.

¡Buenas noches!

M.A. de Pablo

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