miércoles, 17 de febrero de 2016

Evaluación de daños

Isla Livingston, Antártida, 17 de Febrero de 2016

Tras la gran ventisca de ayer, el día de hoy ha sido el de la evaluación de daños. En la base el trabajo ha sido frenético por intentar evaluar los desperfectos causados por la nieve. Alojamientos, corriente eléctrica, agua, comunicaciones... 

Por nuestra parte, también queríamos ver el estado de las estaciones, así que, una vez más, hemos subido al Monte Reina Sofía a ver el estado de nuestros instrumentos. Y la verdad es que la cosa no ha ido mal del todo. Por un lado, nuestras estaciones fijas no han sufrido daños, más allà de la rotura de algun viento viejo que hemos repuesto inmediatamente. Pero los mayores desperfectos los ha sufrido a pequeña estación meteorológica de la Universidad de Vigo. El anemómetro (instrumento para medir la velocidad del viento) ha, literalmente, volado. Ha desaparecido del todo. Damos una batida por la zona pero no aparece, así que habrá ido a parar bien lejos. Además la antena de comunicaciones ha pedido uno de sus segmentos, aunque seguirá operativa, y además ha perdido la orientación. Pero lo hemos arreglado en un momento. La caja de electrónica, a pesar de contener una pesada batería y tener una gran piedra encima, se ha volcado. Si que ha debido de soplar fuerte, si.

Estado de la plataforma de la Universidad de Vigo tras la tormenta

Tras evaluar y reparar estos daños, hemos instalado los últimos sensores de temperatura en el Sofía. Los del sondeo que Inaki nos ayudó a recuperar hace un par de días. Lo hemos limpiado e introducido los nuevos sensores. Luego nos hemos acercado al "agujero del infierno helado", y hemos comprobado que ya se había rellenado solo gracias al viento de la tormenta de ayer. De hecho, las dos palas que habíamos dejado han desaparecido también, sin duda, arrastrada por el viento de la tormenta. Seguro que en un par de años vuelven a aparecer cerca de la base, porque muy lejos tampoco pueden haber ido a parar. Así que sin palas, no había nada que hacer, y hemos regresado a la base.

Justo antes de llegar, en el sitio que llamamos Nuevo Incinerador, hemos recuperado los últimos sensores para reponerlos esta misma tarde, terminando así el volcado de datos y la recuperación de sensores. De hecho, había bastante nieve aún (unos 60 cm), por lo que hemos tenido que palear un poco. El sensor que mide la temperatura del suelo estaba completamnte cubierto por hielo, así que hemos tenido que recurrir a un soplete para descongelar el suelo y permitirnos sacar el sensor del suelo.

También nos hemos pasado a ver el estado de la antena de HF. Bueno, pues había desaparecido de su sitio. Buscando, encontramos el mástil de la antena en el rio parcialmente partido. En el rio también acabó la rueda de madera de los bobinados de cable destrozada. La tormenta también arrancó el conector del cable de antena. En fin, se acabaron las pruebas de HF por esta campaña.

Restos de la antena de HF
Ya después de comer hemos programado e instalado los últimos sensores, y luego hemos estado intentando reparar un disparador de una cámara fotográfica automática que nuestros colegas portugueses que están en la base búlgara (a unos cientos de metros de la base Española, pero sin acceso directo). Manuel ha aplicado toda su magia de ingeniero de telecomunicaciones e ingeniero electrónico para, en unos minutos, hacerlo funcionar de nuevo. ¡¡Menudo fichaje hemos hecho!! Hemos quedado con nuestros colegas portugueses para devolvérselo lo antes posible. Ya veremos a ver cuando es posible.

Y con la satisfacción de haber comprobado que nuestras estaciones han sobrevivido en perfectas condiciones a la ventisca de ayer, y que hemos podido ayudar a nuestros colegas portugueses, nos vamos a dormir, que nos lo merecemos un poco.

¡Hasta mañana!

M.A. de Pablo

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